lunes, 13 de marzo de 2017

El impacto de la Revolución española en la Argentina

La clase obrera en la Argentina vive la Revolución Española intensamente. Desborda solidaridad e internacionalismo proletario, y toma partido por el triunfo de los obreros y campesinos.

Hugo Echeverre

Lunes 18 de julio de 2016 | La Izquierda Diario

La clase obrera argentina llega curtida a julio de 1936. Ha bancado de pie la ola represiva y miserable de la “década infame”, y ha respondido los golpes capitalistas con organización, huelgas e ideas.
Basta recordar la huelga de la carne en 1932, de la madera en 1934 y la destacada huelga general que encabezan las asambleas y los comités de obreros de la construcción, barrio por barrio, junto a la dirección de los comunistas en el verano porteño de 1936 [1].
Es decir, un movimiento obrero con sus tendencias sindicales y políticas establecidas y activas. Y con un naciente peso social y cultural de una izquierda clasista, que combina memoria anarquista y presencia marxista.
Naturalmente, los capitalistas y la derecha argentina saludan sin tapujos al fascismo español, que tan bien le cae al nacionalismo católico que levantan desde hace años la oligarquía, el ejército y la marina.
Para ese entonces reina el “fraude patriótico”, que se impone tras el golpe del Gral. Uriburu en 1930, y gobierna la llamada “Concordancia” que encabeza el Gral. Justo y Roberto Ortiz.



Las cosas se van acomodando a derecha y a izquierda
La CGT Independencia [2] saluda a través de un cablegrama “a los bravos camaradas españoles que en estos momentos luchan por un mundo mejor contra la traición clérigo-militar [3]” y organizan en el Luna Park un acto de más de 10.000 trabajadores donde dirigen la palabra dirigentes comunistas de la construcción, municipales socialistas y sindicalistas ferroviarios. El entusiasmo es indescriptible.
A la salida, la represión policial que ha cercado el estadio se hace sentir. Y los choques serán más duros que los célebres combates callejeros en la Av. de Mayo, entre republicanos y franquistas.
Internamente la represión contra los militantes comunistas y anarquistas se profundiza. A razón de ello será creada la Sección Especial de la Policía Federal, que llevará a cabo la detención de militantes marxistas y ácratas, con brutalidad e impunidad patriótica.
Sin embargo, el fenómeno obrero y popular es de masas, y miles de trabajadores en la Argentina apoyan con entusiasmo y observan atentos a la vanguardia obrera española y a las Brigadas Internacionales que defienden heroicamente Madrid. Y varios con mejor ojo siguen los avances de los obreros catalanes que expropian y ponen bajo su control y gestión las fábricas y tierras de Cataluña y Aragón.
Lógicamente, las organizaciones comunistas y anarquistas deben actuar en la clandestinidad. Quizás una muestra sea recordar que no solo son reprimidos y condenadas sus ideas, sino que llegan a decretar la prohibición de usar y/o enarbolar banderas rojas en las calles porteñas (esos “símbolos extraños” a la soberanía nacional).
En este marco la solidaridad se va desarrollar fuertemente desde las bases obreras y populares, extendiendo comités zonales de ayuda (“asociaciones fraternales”) [4] por los barrios de la Capital Federal, y las provincias de Buenos Aires, Santa Fe, Entre Ríos y Mendoza.
Los actos multitudinarios en el estadio Luna Park rebosan y se repiten. Artistas y figuras populares participan en los comités de ayuda. Un pulso de ello puede sentirse en el informe del jefe regional de la Falange española en la Argentina, que escribe en 1938 que “mientras los nacionalistas cuentan apenas unos cuarenta mil españoles en toda la Argentina, sólo en Buenos Aires hay más de ochenta mil rojos desatados” [5].

La capacidad obrera y popular desborda iniciativas y logros
La solidaridad por el triunfo de la clase obrera española es tan extensa, que para mitad de 1938 el Correo Central se verá obligado a abrir un local más amplio, ya que las 2.000 encomiendas y fardos que salen para España superan hace rato los 200 bultos para los que están preparados.
Los bonos para alimentos se multiplican de organización en organización, sumando unas 400 entidades para su recaudación entre partidos políticos, sindicatos, ateneos y periódicos. Casi a diario, por la puerta del consulado español, suelen desfilar trabajadores entregando ropa de abrigo, dinero, mantas, calzado y medicamentos.
Para septiembre del 37 se envían casi 100 toneladas de carne, 11 de harina y decenas de bolsas de azúcar. Y el mes siguiente fletan un barco entero con víveres, que ayuda en Barcelona para la creación de un comedor diario de más de 200 personas. Lo mismo en Madrid, donde el ayuntamiento agradece en varias oportunidades la solidaridad argentina.
Para marzo de 1938, lanzan un plan sanitario para adquirir 140 ambulancias, con su instrumental completo, mesa de operaciones y sangre para 400 transfusiones. La idea parece imposible pero para junio se envían 9 y en noviembre 34.
La dirección de la CGT es obligada a participar más activamente. Y comienzan a moderar las voces revolucionarias y a esconder las banderas rojas de sus actos, acomodándose al lado de la tricolor republicana. Pero el apoyo obrero se ejecuta como una labor de retaguardia y logística para el triunfo de la lucha y la Revolución Española.
De ahí que el Comité Internacional que coordina la ayuda a la República Española en Paris informa en diciembre de 1937 que desde Argentina han llegado más de 17 millones de francos, destacando al país en el segundo lugar detrás de Suecia. El total de los aportes recibidos, donde sobresalen también Rusia y México (que ayudan de manera oficial), superará los 135 millones de franco [6].

Combatientes rojos, fascistas y frentepopulistas
Asimismo, cientos de combatientes argentinos formarán parte de las Brigadas Internacionales [7], que fortalecerán las trincheras y dejarán la vida con los milicianos que defienden Madrid.
Dos de esos militantes y cuadros destacados serán Hipólito Etchebéhère y su compañera Mika [8], que comandan desde el inicio la columna del POUM (Partido Obrero de Unificación Marxista) madrileño que recupera el cuartel de La Montaña (un centro clave del levantamiento fascista en Madrid). Columna de 300 milicianos que desfilarán a los pocos días por la Gran Vía madrileña, con saludo marcial a las figuras de Lenin y Trotsky.
Hipólito caerá en el cerco de Sigüenza defendiendo las primeras posiciones durante varios días a la espera de refuerzos que nunca llegaron. El combate fue duro. Las tropas fascistas estaban mejor armadas. Sus últimas armas fueron los cartuchos de dinamita que con maestría manejaban los combatientes asturianos. Tras su muerte, con una mezcla de formas muy españolas, de respeto, dolor y sabiduría, una asamblea del POUM le pasa el mando a su compañera, Mika; que se transformará en una de las pocas mujeres con grado de oficial (capitana) en el ejercito “rojo” y republicano, en los primeros embates de los “nacionales”, ofensiva fascista que será detenida y fracasará en los próximos meses.
Pero también habrá argentinos destacados del lado fascista. Uno de ellos, oficial de la Falange, declarará con orgullo y perspectiva en la zona del País Vasco: “soy argentino, y me incorporé enseguida porque si se vence en España se habrá dado un golpe de gracia al marxismo [9]”.
Otro tanto ocurre con los que dudan, entre ellos varios dirigentes de FORJA, que se declaran ajenos a la guerra y la Revolución Española, coincidiendo (no sin sorpresa) en la “neutralidad” con las órdenes que impone Inglaterra que llevará adelante, sin muchas diferencias, el gobierno del “fraude patriótico” del Gral. Justo, Ortiz y toda la oligarquía argentina[10].
O bien los dirigentes del PS que ante la gravedad del conflicto y luego de mantener una actitud pacifista, impulsan colectas y organizaciones de ayuda, principalmente desde los sindicatos que influían junto con los sindicalistas, como la Unión Ferroviaria y La Fraternidad, o desde la Confederación de Empleados de Comercio, la Unión Tranviaria y la Unión de Obreros Municipales.
Avanzados los meses, la lucha y solidaridad obrera sigue creciendo. La CGT Independencia será una de las organizaciones obreras más dinámicas en organizar la solidaridad junto con otros sindicatos comunistas como la FONC, donde se destacará la Federación de Organizaciones de Ayuda a la República Española (FOARE), dirigida por los comunistas.
Lamentablemente su actividad estará orientada (y se limitará), según la táctica asumida por la Internacional Comunista en España que prioriza la lucha antifascista por sobre la lucha de clases bajo el lema de “primero ganar la guerra”, a aliarse con la burguesía “democrática y republicana” para derrotar a Franco.
Emblema de la orientación “frentepopulista” que en la Argentina recibirá las críticas de los grupos trotskistas, que serán rechazados y perseguidos con calumnias y provocaciones por parte de los stalinistas argentinos [11]
Al respecto, un punto destacado y vergonzante lo dará el dirigente comunista argentino, Victorio Codovilla, que cumplirá un rol destacado al servicio del stalinismo participando en las conspiraciones y la represión contra anarquistas y trotskistas en España, junto a los agentes stalinistas de la GPU.
A través de ellos dará comienzo la contrarrevolución stalinista en España, que se ocupará de reprimir las organizaciones obreras como la CNT (anarquista) y al POUM [12]. Ambas organizaciones, al calor de la guerra, desarrollarán tendencias por izquierda que empalmarán (de forma tardía) con la línea que impulsa desde el inicio León Trotsky [13], que sostiene que la mejor política para ganar la guerra en España es avanzar sobre los medios de producción y posesiones burgueses, y decirle a “los campesinos, las tierras son suyas, y a los obreros, las fábricas son suyas”; encarando de esta manera a fondo la guerra civil y la revolución.
Una orientación política que la dirección anarquista de la FAI-CNT no extenderá ni profundizará. Tal vez por eso, como dice Trotsky, tanto más honor y gloria al proletariado español, que dejará grabada para adelante la capacidad revolucionaria de la gestión obrera en industrias como la metalúrgica, la química y la siderurgia (entre otras), junto a la colectivización de tierras y campos, que le expropiarán a la Iglesia y a la burguesía española; conquistas todas que las tropas estalinistas se ocuparán de aniquilar en 1937 y la dirección de la CNT no sabrá defender.

A no olvidar
Como reflexionó el militante trotskista Jean Rous años más tarde, la orientación de Trotsky permitía que “cada obrero constatara, prácticamente, cara a cara con la realidad, que le era imposible vencer al fascismo y cumplir las tareas democráticas, de otra manera que no sea por los métodos de la revolución socialista, expropiando al expropiador y construyendo el aparato del estado obrero” [14].
Tal vez por ese potencial Codovilla no olvidará jamás esa “rica experiencia española” (como la llama) y repetirá su lealtad al stalinismo cuando vuelva asumir años más tarde en el PC argentino. Poniendo en práctica las políticas de conciliación de clases y frentepopulistas junto a la Unión Democrática en 1946.
En cambio, los “fascistas criollos” sobresaltados van a festejar no sin problemas. Organizan con toda pompa una fiesta en la Av. de Mayo, que ni logran empezar porque los cocineros y los mozos exigen que retiren los emblemas nazis y fascistas, cosa que no hacen, y se les atraganta el festejo y se quedan sin almuerzo.
Con todo, la Revolución Española será una de las más grandes gestas de la clase obrera mundial, que bien pueden compararse con la Comuna de París de 1871 y la Revolución Rusa de 1917. Por eso, la derrota es una derrota profunda y una gran desgracia para la revolución; esa “última advertencia”, que definiera Trotsky.
Por eso también la entrada triunfante del gral. Franco en Barcelona y Madrid será la orden que esperaban los tanques nazis en la frontera alemana para invadir Polonia y dar inicio a la Segunda Guerra Mundial imperialista.

Notas:
1. Desde los diarios La Nación y La Prensa, la huelga de los obreros de la construcción de enero de 1936 les recuerda la huelga general y “los soviets” de la Semana Trágica de 1919. Estos procesos y los que se desarrollan en los años 30 en la Argentina son analizados en el libro sobre Historia del movimiento obrero argentino que será publicado próximamente por Ediciones IPS-CEIP.
2. La CGT para 1936 estaba dividida en dos, y recibía su nombre acorde a las calles donde estaban sus sedes. Por un lado la CGT Catamarca, bajo dirección de los sindicalistas; y la CGT Independencia, con peso de socialistas y comunistas.
3. Ernesto Goldar, Los argentinos y la guerra civil española, Ed. Contrapunto (1986).
4. Idem 3.
5. Carta de Juan Antonio Martín Cotano (jefe regional de Falange Española y director de la revista mensual española Amanecer) a Joaquín R. de Cortázar (jefe del servicio de intercambio de la Delegación Nacional de Relaciones Exteriores).
6. Ernesto Goldar, op. cit.
7. Graciela Mochkofsky, Tío Boris, un héroe olvidado de la guerra civil española.
8. Mika Etchebéhère , Mi guerra de España. Ed. Eudeba.
9. Ernesto Goldar, op. cit.
10. Arturo Jauretche, uno de los principales líderes de FORJA, prohibió hablar del conflicto español en la organización, bajo la consigna de “evitar que todo el pueblo se embarcara en polémicas ajenas a la problemática nacional”, porque “los enemigos estaban aquí, no en España” y la lucha debía librarse en la Argentina.
11. En uno de los órganos del PC decían en esos días: “El trotskismo es la careta con que se encubren los provocadores para sembrar en las organizaciones populares la calumnia y la división. En el movimiento de ayuda a España han logrado penetrar algunos de estos emboscados. ¡Hay que desenmascararlos y ponerlos fuera sin piedad!”. Orientación, 17 de noviembre de 1938, citado en Montenegro, Silvina, op.cit., p. 157.
12. Para profundizar en la caracterización del POUM, recomendamos ver los escritos de León Trotsky, en La victoria era posible, de Ediciones IPS-CEIP (2014).
13. León Trotsky, op. cit., "Escritos sobre la Revolución Española".
14. En León Trotsky, op. cit., Jean Rous, “La revolución asesinada”.

Página original: http://www.laizquierdadiario.com/El-impacto-de-la-Revolucion-espanola-en-la-Argentina

viernes, 10 de marzo de 2017

Los latinoamericanos que buscan a sus familiares desaparecidos en la Guerra Civil española

Pablo Esparza
Especial para BBC Mundo, España
18 julio 2016

"El pasado vuelve si no se cierra bien. Reconciliación no creo que haya, el perdón lo da Dios y olvido tampoco hay. Encontrar a mis familiares es una forma de tener una cierta reparación. Justicia".
Inés García Holgado es argentina. Cinco miembros de su familia -su abuelo, dos tíos abuelos y dos tíos- fueron víctimas de la Guerra Civil española y de la represión franquista.
Este lunes 18 de julio se cumplen 80 años del golpe de Estado del general Francisco Franco contra el gobierno de la II República española.
El conflicto que desencadenó duró tres años y dejó alrededor de medio millón de muertos, al menos 114.226 desapariciones forzadas y más de 200.000 exiliados, muchos de los cuales se establecieron en América Latina.
Ocho décadas después, la búsqueda de desaparecidos en España continúa. Y, en algunos casos, impulsada desde el otro lado del Atlántico.


Historias incompletas
Inés localizó a dos tíos abuelos y a su abuelo, pero el hermano de su padre sigue desaparecido.
"Mis tíos abuelos están ya en su lugar pero mi tío no. Mi papá dio la muestra de ADN de sangre en el banco de ADN en Cataluña, porque van a empezar a comparar las muestras con restos de fosas que ya excavaron, con los huesos que están en cajas", comenta en diálogo con BBC Mundo.
Es difícil contar el número de latinoamericanos con familiares desaparecidos en España.
"Hay muchas historias. Pero los nietos y las nietas tienen sólo una parte. Siempre hay algo que está oculto. ¿Dónde están? ¿Qué pasó? No saben la historia completa. Con los nietos que me he encontrado, ese es el problema", le dice a BBC Mundo Adriana Fernández.
Ella también es argentina y en 2011 logró exhumar los restos de su abuelo en El Bierzo, noroeste de España.
"Mi papá, el lugar lo conocía perfectamente porque una frase que siempre recordaba es que le decían que en el lugar donde el pasto crecía más alto y más verde, ahí estaba enterrado su papá. Esa frase lo marcó. Y comprobamos que sí estaba allí donde mi papá decía", cuenta Adriana.
"Luego hicimos la prueba de ADN a través del equipo de Antropología Forense aquí en Argentina. Ver que el esqueleto de mi abuelo estaba completo… Para mí eso fue muy emocionante".

La "causa argentina"
En 2011, ella misma, junto a Inés y Darío Rivas -hijo de Severino Rivas, que murió fusilado al inicio de la guerra- presentaron una querella en Buenos Aires para que se investiguen los crímenes del franquismo, amparándose en el concepto de justicia universal.
Es la única causa abierta en el mundo por este motivo. En España, una ley de amnistía de 1979 cerró las puertas a llevar ante la justicia a los responsables de la represión durante el gobierno militar.
"La amnistía a mí no me sirve porque la amnistía la decretaron para los criminales franquistas, no para los que están enterrados en una fosa común", le dice a BBC Mundo Darío Rivas, de 96 años.
Desde la aprobación de la Ley de Memoria Histórica en 2007, el Estado español tiene la obligación de facilitar y establecer subvenciones para la búsqueda de desaparecidos, su exhumación y el proceso de identificación.
Sin embargo, las ayudas para este fin se redujeron a partir de 2011 hasta cesar en 2013.
En la actualidad los gastos de ese proceso corren a cargo de los familiares y de asociaciones de recuperación de la memoria histórica.
"En este momento no existe el papel del Estado en la búsqueda de desaparecidos. Algunas administraciones autonómicas sí colaboran, pero son las propias víctimas las que se tienen que 'autorreparar'", le explica a BBC Mundo Marco González, vicepresidente de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH).
Desde 2000, la ARMH ha llevado a cabo exhumaciones en 230 fosas comunes y más de 1.400 identificaciones.

La Guerra Civil Española y América Latina
La búsqueda de desaparecidos es quizá el último episodio de la larga relación de América Latina con la guerra española, cuyas consecuencias afectaron a la región durante y después del conflicto.
"En América Latina, especialmente en los países con una colonia española importante como Argentina, Uruguay o Cuba, la guerra no fue algo lejano. Había una cercanía familiar", le cuenta a BBC Mundo Óscar Álvarez, profesor de Historia de la Universidad del País Vasco.
Tras el golpe de Estado del 18 de julio del 36, voluntarios latinoamericanos viajaron a España a participar en la guerra.
Más de 1.000 cubanos y alrededor de 600 argentinos -y contingentes menos numerosos de otras nacionalidades- combatieron en el bando republicano en las Brigadas Internacionales.
También hubo, aunque menos numerosos, latinoamericanos en el lado franquista.
"El primer voluntario extranjero que fallece en la Guerra Civil fue un argentino que combatió junto a los sublevados en Guadarrama", señala Álvarez.
Sin embargo, este vínculo "familiar" no llevó a una posición unitaria de la región frente a los sucesos de España.
"Latinoamérica en ese momento está muy condicionada por la política exterior de Estados Unidos, que en principio fue neutral. Y más allá de eso, los gobiernos de la época proclives a soluciones de derecha, como Brasil o Argentina, se posicionaron pronto del lado de Franco", apunta Andrés Blanco, catedrático de Historia de la Universidad de Salamanca, en conversación con BBC Mundo.
"El caso de México, presidido por Lázaro Cárdenas, es particular. Es el único que tiene una postura de indudable apoyo al bando republicano", agrega.
México fue el único país de la región que nunca llegó a reconocer la legitimidad el gobierno de Franco. Y, tras la guerra, el que más refugiados republicanos acogió, más de 20.000.
Chile, Cuba, Venezuela, Colombia y Argentina recibieron cerca de 2.000 cada uno.

¿Por qué seguir buscando?
Quienes desde América Latina intentan localizar a sus familiares desaparecidos en España son descendientes de aquellos exiliados o de emigrantes económicos que llegaron después de la guerra.
Les pregunto qué les movió emprender esa búsqueda después de tantos años.
"Yo siempre digo la misma frase: acá en Argentina las abuelas buscan a los nietos y los nietos de republicanos buscamos a nuestros abuelos. Es al revés. Pero también queremos saber qué es lo que pasó con ellos", responde Adriana Fernández.
"Estamos buscando justicia y verdad judicial, no verdad histórica solamente. Es reivindicación", agrega Inés García.
Y la comparación entre los procesos de búsqueda de desaparecidos en España y en Argentina se hace casi inevitable.
"Acá fue la sociedad la que empujó para que se supiera la verdad. En España tenemos 40 años de dictadura contra 7 que tuvimos acá en argentina. Creo que esos 40 años sembraron un terror y un silencio que a día de hoy está muy presente", afirma Adriana Fernández.

PÁGINA ORIGINAL: http://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-36804485


jueves, 9 de marzo de 2017

Entre la dirección y los voluntarios. Una interpretación histórica sobre la participación del Partido Comunista de la Argentina en la Guerra Civil Española

Víctor Augusto Piemonte
UBA/CONICET


Introducción
Basta asomarse a los títulos de los libros y artículos que componen la inmensa producción historiográfica sobre la Guerra Civil de España para advertir muy rápidamente que, si bien se trató de una coyuntura que desde muy pronto adquirió una relevancia y una impronta internacionales, pareciera tratarse de un suceso en el que todos los implicados tenían en realidad un origen europeo. Excluyendo el notable caso de México, las prácticas latinoamericanas en la lucha por la defensa de la democracia republicana desarrolladas en suelo español durante el conflicto de 1936-1939, salvo muy pocas excepciones, no han sido objeto de estudios de larga proyección. Creemos que la asistencia brindada por el aparato del Estado conducido por Lázaro Cárdenas no fue pasada por alto por los investigadores sociales justamente a causa de que se trató de la intervención de un gobierno nacional. Por tanto, proponemos aquí que si el amplio espectro de expresiones que adquirió la solidaridad latinoamericana hacia el pueblo español y su democracia pluralista no resultó merecedora de mayores miramientos por parte de las distintas corrientes de la historiografía que se dedicaron a su estudio, eminentemente generada en el Europa occidental, ello no se debió tanto a la negación del papel que pudieron haber jugado distintos actores sociales de América Latina en dicho proceso como al hecho de que en toda esta región las distintas formas de acción prorepublicanas partieron de la iniciativa civil, ajena a la voluntad concitada en los estados nacionales...

ARTÍCULO COMPLETO: http://www.memoria.fahce.unlp.edu.ar/trab_eventos/ev.4754/ev.4754.pdf



Al rescate de una figura histórica

Basado en las memorias de Micaela Feldman, que ahora resucita en la voz de Cristina Banegas, el documental de Pochat y Olivera echa luz sobre una militante argentina que llegó a comandar una columna del POUM durante la Guerra Civil Española.

Por Oscar Ranzani

¿Qué tiene que hacer o tener una persona para que se convierta en un símbolo popular o, al menos, en alguien reconocido a nivel histórico? Resulta difícil desentrañar los mecanismos por los cuales esto sucede, pero si hay un caso en el que los engranajes de la maquinaria de la historia fallaron de manera inusitada fue con Mika Etchebéhère, quien tuvo todas las características para figurar hasta en los manuales escolares. Sin embargo, eso no sucedió y esta mujer heroica sigue siendo injustamente desconocida en la Argentina, excepto por la imprescindible novela Mika, de la escritora Elsa Osorio, cuya profunda investigación vino a echar luz allí donde había un agujero negro. Ahora, es el cine el que se encarga de retratar la vida de la primera mujer –argentina, ella– que fue capitana de una columna del Ejército Republicano durante la Guerra Civil Española. Y a través del documental Mika, mi guerra de España, de Fito Pochat y Javier Olivera, puede asegurarse que estos directores contribuyen a quitarle aún más el velo a la historia.

Micaela Feldman –tal su apellido de soltera– había nacido el 14 de marzo de 1902 en Moisés Ville (Santa Fe) y en su juventud decidió estudiar Odontología en Buenos Aires. En la universidad conoció a Hipólito Etchebéhère, estudiante de Ingeniería. Y juntos militaron por la Reforma Universitaria sobre finales de la primera década del siglo XX. El amor los unió y fueron pareja, pero también los conectaba el deseo por la causa libertaria de los pueblos. Para poner en práctica sus ideas, se afiliaron al Partido Comunista (del que luego fueron expulsados por disidencias) y sensibilizados por la Semana Trágica y, además, debido a la tuberculosis padecida por Hipólito, ambos recalaron en la Patagonia, donde investigaron la masacre contra los obreros. Pero Mika e Hipólito tenían grandes sueños revolucionarios y, como la Argentina no parecía el lugar más propicio para hacerlos realidad, viajaron a Alemania, donde proliferaba un espíritu de lucha a través de las organizaciones obreras. Con el ascenso de Hitler al poder, tuvieron que huir. Previo paso por París, la pareja decidió unirse a la lucha republicana en España y formó parte de una columna del Partido Obrero de Unificación Marxista (POUM), al mando de Hipólito, que luego murió en combate. Fue Mika, entonces, quien se encargó de comandar la tropa de esa columna hasta que fue detenida y luego liberada. Tras la caída republicana, se estableció en París. Cuatro décadas después, escribió sus memorias en el libro Mi guerra de España, hasta que murió, el 7 de julio de 1992, a los 90 años.

Pochat y Olivera cuentan esta historia basándose en el libro de Mika. La voz en off de la actriz Cristina Banegas les da vida a los relatos de Mika que, por la minuciosidad con que están escritos, dan la impresión de haber sido volcados en el papel al calor de la lucha, aunque no fue así. Pero Banegas no oficia de locutora, sino que utiliza su potencia dramática para crear un personaje histórico con una solidez interpretativa que hace más que amena la narración de los fragmentos del libro. Sus lecturas enlazan correctamente con dos entrevistas realizadas a Mika, una de ellas en España y otra en París (donde vivió hasta su muerte). Allí describe cómo comenzó su militancia y recuerda por qué ella e Hipólito creían que era posible hacer la revolución en Alemania, pese a la fractura posterior de este sueño.

Pero por sobre todo, Mika brinda detalles sobre el significado de la Guerra Civil Española y de los días de combate. Esta entrevista es, a la vez, un documento histórico muy valioso, perfectamente concatenado temáticamente con los relatos de Banegas, casi como si no hubiera saltos narrativos. El documental se completa con el testimonio del sobrino de la pareja, Arnold Etchbéhère, quien realiza un viaje siguiendo las huellas de sus ancestros. Un importante material de archivo muestra imágenes y fotografías combinadas con lo que se escucha, formando una relación coherente entre palabra e imagen para retratar la vida de esta mujer que ya con 66 años ayudó a los estudiantes parisienses a levantar barricadas en el Mayo Francés y que en 1976 organizó la primera protesta en Francia contra la dictadura argentina. No es poco, entonces, para merecer un lugar en los anales de la historia.

MIKA, MI GUERRA DE ESPAÑA
Argentina, 2014
Guión y Dirección: Fito Pochat y Javier Olivera.
Fotografía: Fernando Lorenzale.
Música: Alfonso Herrera.
Voz en off: Cristina Banegas.
Duración: 77 minutos.



                                          MIKA, mi guerra de España - Trailer


Fuente: Página/12
https://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/espectaculos/5-31511-2014-03-06.html