jueves, 27 de julio de 2017

VOLUNTARIOS JUDEOARGENTINOS EN LA GUERRA CIVIL ESPAÑOLA. JERÓNIMO BORAGINA

El escritor e investigador Jerónimo Boragina ha publicado una nueva obra vinculada con la guerra civil española. Especializado en el tema hace más de una década, en la que ha publicado numerosos textos en diversos países, en esta oportunidad ofrece un recorrido por los voluntarios argentinos de origen judío que combatieron a favor de la República Española.

La obra auspiciada por el Centro Cultural de la Cooperación y el ICUF (Federación de Entidades Culturales Judías de la Argentina) salió impresa en el marco del 80° aniversario del inicio de la Guerra Civil Española y será presentada en diferentes puntos del país a la brevedad.

El texto cuenta con la autoría del Lic. Jeronimo Boragina y el Prof. Ernesto Sommaro, y está prologado por el reconocido filósofo Ricardo Forster, el cual hace hincapié en la memoria histórica y los nuevos aportes de este libro.
El libro Voluntarios Judeoargentinos en la Guerra civil Española, no sólo es innovador en relación al tema sino que abre una puerta desconocida vinculada a la colectividad judía de nuestro país. La militancia en las primeras décadas del siglo XX llevó a que miles de judeoargentinos integren partidos políticos, sindicatos y el movimiento obrero argentino. Esta participación en espacios políticos y sociales fue un elemento integrador a la sociedad toda, con un compromiso claro con la libertad y los valores democráticos. Tal es así, que pudieron ponerlo en práctica en la lucha y defensa de los mismos luchando contra el fascismo en Europa. Lo hicieron desde el movimiento anarquista y comunista argentino, viajando a España en 1936 para luchar contra el golpe de Estado iniciado por el General Franco. Lograron integrar las Brigadas Internacionales y el Ejército Republicano, y un sinnumero de puestos humanitarios como médicos, enfermeros o traductores durante la contienda 1936-1939.

Por otra parte, esta nueva obra cuenta con un detalle biográfico de los más de 100 voluntarios judeoargentinos que participaron en la guerra civil española, innovando entre lo histórico y biográfico aclarando aún más las motivaciones que llevaron a estos hombres a viajar a España a luchar contra el fascismo. Argentina es uno de los pocos países que nunca realizo reconocimientos oficiales para aquellos hombres y mujeres que dieron su vida para derrotar al nazifascismo, primero en España y luego en Alemania durante la segunda guerra mundial

Se realizaran diferentes presentaciones en los próximos meses en nuestra ciudad, y seguramente en el marco de la Feria del Libro la cual será informada a través de su grilla.

Voluntarios Judeoargentinos en la Guerra Civil Española.
Autores: Jerónimo Boragina y Ernesto Sommaro
Prologo: Ricardo Forster
Edición: Centro Cultural de la Cooperación y Federación de Entidades Culturales Judias de la Argentina (ICUF), 2016.







lunes, 17 de julio de 2017

Una militante hasta el último minuto

A LOS CIEN AÑOS, MURIO FANNY EDELMAN, PRESIDENTA HONORARIA DEL PARTIDO COMUNISTA. Fue una activa luchadora por los derechos humanos. En 1934 se afilió al PC y llegó a luchar en la Guerra Civil Española.

Por Adriana Meyer
Página/12 - Miércoles, 2 de noviembre de 2011


Si la militancia ha cobrado un renovado vigor, de ella puede decirse que fue la militante eterna. Fanny Edelman falleció ayer en un hospital porteño por una afección en el hígado. Activa luchadora por los derechos humanos y presidenta honoraria del Partido Comunista, sus camaradas lamentaron su muerte “tras una exhaustiva trayectoria de luchas, cárceles, internacionalismo, solidaridad e intensa labor intelectual y política”. Página/12 la entrevistó en febrero pasado, en ocasión de cumplir cien años. Aquel diálogo había terminado con un amable pero firme “y ahora si me disculpa tengo una reunión”, tras lo cual Edelman partió. Sus restos serán cremados hoy a las 9 en el cementerio de la Chacarita, con una ceremonia de despedida.

Nacida Fanny Jabcovsky el 27 de febrero de 1911 –en San Francisco, Córdoba– en una familia de inmigrantes rusos, adoptó el apellido de su marido desde que comenzó su militancia, a los 23 años. Las inclinaciones corporativas y antisemitas del general José Félix Uriburu la llevaron a acercarse a un grupo de intelectuales de izquierda, entre los que se contaban Leónidas Barletta y Alvaro Yunque. Al tiempo que trabajaba en un taller textil y como maestra de música, concentró su actividad militante en la solidaridad con los presos políticos. En 1934 se afilió al Partido Comunista de la Argentina. Ese año, la brutal represión a la huelga minera en Asturias la encontró formando parte de una activa campaña de solidaridad. Y en 1937 viajó a España junto a su compañero, Bernardo Edelman, que era corresponsal de guerra. Allí integró el Socorro Rojo, luchó en defensa de la República y conoció a La Pasionaria. Ya como secretaria general de la FDIM (Federación Democrática Internacional de Mujeres, una organización creada luego del fin de la guerra) visitó a Dolores Ibárruri en su exilio en Moscú.

Tras su regreso en 1939 fue parte del movimiento de solidaridad con la República, del que participaron también Chile y Uruguay, que logró reintegrar a más de 3000 refugiados. Al finalizar la guerra, con un grupo de compañeras, Edelman impulsó la Unión de Mujeres de la Argentina (UMA), una organización de lucha por la paz, el trabajo, el salario, la salud y la vivienda. Trabajó allí durante 50 años y bajo su dirección esta entidad realizó importantes tareas con la ONU, Unesco, Unicef y la OIT. En 1972, en representación de la UMA, asumió la conducción de la FDIM e impulsó la creación del Día Internacional de la Mujer. Durante la dictadura llevó ante la Comisión de Derechos Humanos de la ONU en Ginebra el testimonio de cientos de familiares y víctimas del terrorismo de Estado.

Cuando ya se había convertido en una figura conocida en el ámbito internacional, participó de movimientos de apoyo a la Unión Soviética, China, Cuba, el gobierno socialista del chileno Salvador Allende y la revolución sandinista en Nicaragua. También estuvo en Vietnam y en varios países de Africa trabajando “por los derechos y reivindicaciones de los trabajadores y las mujeres”. En su extensa vida conoció a variadas personalidades, desde Antonio Machado y Miguel Hernández hasta los líderes soviéticos y del comunismo chinos, el Che Guevara y Fidel Castro. En marzo fue distinguida con la Orden José Martí, que confiere el Consejo de Estado de Cuba, y en esa oportunidad el presidente Raúl Castro se comunicó con ella para saludarla.

“América latina está preñada de revolución, en Bolivia, Ecuador y Venezuela hay cambios que no son revolucionarios pero son profundos, cambios que repelen al imperialismo norteamericano. Es posible radicalizar este proceso, la derecha neoliberal es un enemigo que crece para incivilizar. Hay una crisis civilizatoria de parte del gran capital, esa crisis quieren descargarla sobre nuestro continente, que hoy es el de la rebeldía”, había dicho en aquella entrevista con Página/12. Lúcida hasta su última hora, Fanny Edelman dirigía la cátedra libre de género y clase Alcira de la Peña, otra histórica militante del PC.



Página original: https://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-180304-2011-11-02.html


viernes, 14 de julio de 2017

Clemente Cimorra

Clemente Cimorra nace en Oviedo el 29 de mayo de 1900 y fallece en Buenos Aires en 1958. Periodista y militante de Partido Comunista de España, es redactor de Mundo Obrero, y pertenece a la Alianza de Intelectuales Antifascistas para la Defensa de la Cultura. En colaboración con su hermano Eusebio, escribe el drama Acusación (1932), sobre la situación del proletariado en Cataluña. En julio de 1937 su cuento Cante y silencio en Sierra Morena, obtuvo el primer premio del concurso de cuentos de guerra organizado por el diario Heraldo de Madrid, uno de los de mayor circulación de España. Sus crónicas periodísticas de guerra fueron recopiladas en dos volúmenes: España en las trincheras y Héroes del Pirineo español. En el primer volumen, correspondiente a las crónicas de los primeros meses de la guerra provocada por la rebelión militar del general Franco, denuncia la invasión sufrida por España por tropas alemanas e italianas y exalta el espíritu de sacrificio y de lucha de los defensores de la libertad. En el segundo, relata la resistencia del pueblo español y su voluntad de lucha, así como, la retirada de la 43ª División a territorio francés, criticando con dureza el comportamiento de las democracias occidentales.

Clemente Cimorra llega a Buenos Aires a bordo del vapor francés “Massilia”, que había partido de Pellice (Francia) el 18 de octubre de 1939, con destino a Santiago de Chile y que arriba al puerto de Buenos Aires, sin permiso de desembarco, el domingo 5 de noviembre, consiguiéndose que un numeroso grupo de intelectuales españoles de los que trasladaba pudiera desembarcar en Buenos Aires. En la ciudad porteña se exilia de modo definitivo. Fue colaborador de Pensamiento Español, revista del exilio aparecida en 1942. También pertenece al Centro Republicano Español de Buenos Aires. Con su ensayo La obra asturianista de Jovellanos, participa en el Homenaje a Jovellanos del Centro Asturiano de Buenos Aires en el bicentenario de su nacimiento, junto con otros destacados intelectuales del exilio, Francisco Ayala, Ángel Ossorio y Gallardo, Claudio Sánchez Albornoz, entre otros. Clemente Cimorra, como tantos otros, luchó por la legalidad democrática y por la defensa de la libertad. Y como nos dijo el escritor ovetense: “Eran los mejores hijos de España”.

Página original: http://www.libreriausados.com.ar/Biografias/Clemente-Cimorra.html


miércoles, 12 de julio de 2017

La sanidad en las Brigadas Internacionales.- Manuel Requena Gallego; Rosa María Sepúlveda Losa

“Este libro recoge aportaciones interesantes sobre la sanidad en las Brigadas Internacionales, tema que todavía no se ha abordado con la profundidad que requiere. Todas ellas describen aspectos sanitarios desde distintos campos (prensa, recuerdos personales de los protagonistas, avances médicos, funcionamiento de hospitales) en época de guerra, manteniendo un enfoque unificador que consiste en que la medicina ha logrado importantes avances a lo largo de la historia en épocas de guerra para reponder a los problemas que se le presentaban de inmediato entre los combatientes, como señala en la introducción José Martínez. Algunos de estos avances se describen en este trabajo como nuevas técnicas quirúrgicas y psiquiátricas, la utilización de los hospitales móviles, la organización de los hospitales en el frente y en la retaguardia, y las mejoras en las transfusiones de sangre que salvaron muchas vidas …”




Link original: http://www.brigadasinternacionales.uclm.es/publicacion/la-sanidad-en-las-brigadas-internacionales/



Arnaldo Orfila Reynal

Nació en La Plata en 1898. Murió en  México el 13 de enero de 1998, a la edad de 100 años. Doctor en Ciencias Químicas y antes egresado del Colegio Nacional  de la Universidad Nacional de La Plata. Su tarea fue destacada al frente de varias editoriales: fue Director del la primera filial del Fondo de Cultura Económica, uno de los fundadores de Eudeba y fundador de la Editorial Siglo XXI.

En 1910 inició sus estudios en el Colegio Nacional, en el que tuvo como profesores, entre otros, a Rafael Alberto Arrieta y Alejandro Korn y a Pedro Henríquez Ureña y como compañero de estudios, entre otros, a Julio V. González, hijo del fundador de la Universidad Nacional de La Plata, Joaquín V. González.

En el Colegio fundó un periódico, casi como un anticipo de lo que sería su vinculación con el libro y la empresa editorial, fue un activo militante de la Reforma Universitaria de 1918 y en representación de los estudiantes universitarios, concurrió al Congreso Internacional de Estudiantes realizado en México en 1921, lo que le permitió vincularse largamente con la intelectualidad del momento.

Fue militante del Partido Socialista Argentino de 1930 a 1948. En1937 Orfila Reynal se fue a España como corresponsal de guerra de La Vanguardia, órgano oficial del Partido .
En 1938 fundó la Universidad Popular Alejandro Korn, de la cual fue director hasta 1947. De 1945 a 1947 se desempeñó como director de la primera filial del Fondo de Cultura Económica en Buenos Aires, Argentina. Después de trasladarse a la ciudad de México, dirigió la editorial de 1948 a 1965.

En 1957  fue uno de los organizadores de la editorial Eudeba, en marzo de 1966 fundó la editorial Siglo XXI. Fue, además colaborador en numerosas revistas, entre ellas, Atenea, Valoraciones, El Iniciador y Camada.
Su labor editorial fue premiada en 1980 por el gobierno mexicano con el Orden del “Águila Azteca”. En 1983 recibe la Medalla “Félix Varela” y en 1988 con la condecoración “Carlos Manuel de Céspedes”, ambas por el gobierno cubano. En 1984 recibió el Premio Juan Pablos de la Cámara Nacional de la Industria Editorial Mexicana, así como un homenaje del municipio de Buenos Aires.
En 1985 el gobierno francés lo reconoció con la Legión de Honor.



Extracto del texto  "Letras sin Fronteras, 80 aniversario del Fondo de Cultura Económica"
"Afiliado al Partido Socialista, Orfila Reynal había viajado como corresponsal de La Vanguardia a España para cubrir la Guerra Civil y, antes de volver de Europa, resultó testigo de la invasión alemana a Viena. A pocas semanas del asalto al Moncada, fue uno de los que tomó la Embajada de Cuba en México para exigir la renuncia del embajador del gobierno de Batista y, en 1969, Fidel Castro y la familia Guevara depositaron en las manos del editor los diarios del Che." (p. 12)


Link original: http://www.unlp.edu.ar/articulo/2012/9/3/vidas_y_retratos_arnaldo_orfila_reynal



Los voluntarios latinoamericanos en la Guerra Civil Española.- Gerald Gino Baumann

Editorial: Ediciones de la Universidad de Castilla-La Mancha.
Año de edición: 2009
Número de páginas: 272

Gino Baumann es un autodidacta con ideas progresistas, cuyo interés por las brigadas internacionales le viene de niño por la influencia de su padre. Después realizó diversos trabajos de cooperación internacional al servicio del gobierno suizo, lo que le puso en contacto con algunos países latinoamericanos. Ello le despertó su interés por la presencia de latinoamericanos en la guerra civil española. Almacenó información archivística y bibliográfica durante veinte años, lo que posibilitó la primera publicación de este libro en el año 1997.La presente edición incorpora las nuevas aportaciones de los trabajos aparecidos en los últimos años, y establece una cifra de voluntarios que supera los 2.500 soldados. Hace referencia a más de veinte países latinoamericanos (Argentina, Bolivia, Brasil, los países del Caribe, los de Centroamérica, Colombia, Chile, Ecuador, México, Paraguay, Perú, Uruguay y Venezuela), analizando la actitud de sus gobiernos y la de sus ciudadanos, aportando hombres, alimentos, medicinas, dinero, etcétera, en beneficio del gobierno de la Republica. Deseamos que los contenidos de esta nueva edición anime a futuros investigadores sobre Latinoamérica a profundizar en ellos.


lunes, 10 de julio de 2017

Pedro Loss, brigadista internacional

EL PAÍS
MADRID 31 DIC 2001

Pedro Loss, traductor técnico especializado en temas aeronáuticos y voluntario de las Brigadas Internacionales en la guerra civil española, murió en Moscú el pasado 2 de diciembre (2001), según informa la asociación Archivo, Guerra y Exilio (AGE). Había nacido en Buenos Aires el 20 de febrero de 1915 y emigró a la Unión Soviética en 1934. En ese país se graduó como especialista en aeronáutica militar y trabajó en fábricas de aviones. Se alistó voluntario en las Brigadas Internacionales y participó en la guerra civil española desde noviembre de 1936, cuando Madrid estaba a punto de caer en manos de las tropas de Franco, pero resistió casi tres años, hasta el 25 de mayo de 1938, dedicado a traducir los manuales de vuelo y a montar los aviones que la Unión Soviética envió al Ejército Popular de la II República Española.

Durante la Segunda Guerra Mundial, Pedro Loss coordinó en la URSS la producción de diversas industrias militares. Los últimos años trabajó como especialista en traducción técnica y militar en la editorial Comercio Exterior, de Moscú.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 31 de diciembre de 2001

Link: https://elpais.com/diario/2001/12/31/agenda/1009753205_850215.html

sábado, 8 de julio de 2017

Pablo Suero, el gijonés que entrevistó a una España que olía a guerra

El reportero, con pasaporte argentino, amigo de Lorca y de Gardel, vivió en 1935 las convulsiones de un país abocado al desastre

Oviedo, Eduardo García - lne.es
Domingo 02 de agosto de 2009

Federico García Lorca y el periodista Pablo Suero en 1936
Cuando el periodista Pablo Suero desembarca en España con un montón de proyectos de entrevista bajo el brazo, el país afilaba las guadañas. Era el año 1935, en vísperas de las elecciones de febrero. Suero tenía pasaporte argentino pero había nacido en Gijón, hijo de una familia emigrante. Se convirtió pronto en todo un personaje en Buenos Aires. Se ganó la vida como reportero y crítico literario, fue dramaturgo y director de escena. En 1936 se fijó en una joven actriz y la contrató para su compañía teatral. Se llamaba Eva, y años después pasó a la Historia por su apellido de casada: Perón. Suero escribió memorables letras de tangos para su amigo Carlos Gardel, y en Buenos Aires acabó haciendo otro amigo ilustre, Federico García Lorca, a quien en 1935 visitó en su casa familiar. Tras la muerte del poeta, poco tiempo después, Suero recordaba las palabras de la madre de Federico hablando de las elecciones del 35: «Si no ganamos, ya podemos despedirnos de España. Nos echarán, si es que no nos matan».

Aquellas entrevistas y crónicas que el asturiano Pablo Suero realiza en España en tiempos de preguerra demuestran la influencia del periodista. Lo reciben Manuel Azaña, Largo Caballero, Gil Robles, Calvo Sotelo, José Antonio Primo de Rivera e Indalecio Prieto, entre otros políticos de primera fila de la época. Ahora, el trabajo periodístico de Suero en España ve de nuevo la luz en forma de libro titulado «España levanta el puño. Palabras al borde del abismo». Lo de España levanta el puño viene a confirmar la ideología del periodista, que no tiene inconveniente en proclamar en cada crónica. Lo que se dice información militante. El gran icono de la derecha hispana, José María Gil Robles, accede a saludarle pero no le concede ni una sola declaración, quizá conociendo por dónde iban los tiros. Suero se venga con una crónica despiadada: «su oratoria es pobre de ideas y confusa, en ella se descubren acusados síntomas de mesianismo. Carece de brillantez, de ideología y se enreda en una sintaxis maltrecha».

La entrevista antes citada con el dirigente socialista asturiano es una de las más esclarecedoras. «Desde humilde taquígrafo de diarios se encumbró hasta las alturas del gobierno, pero para ello pasó por todos los avatares de la conspiración y de la revuelta», señala Suero a la hora de perfilar a «don Inda». El encuentro tiene su historia. En aquel momento Prieto estaba en busca y captura por sus responsabilidades en la locura de la Revolución de Octubre de 1934 en Asturias. La Policía le buscaba o, al menos, hacía que le buscaba. Prieto se encuentra oficialmente escondido y hasta allí dice Suero que le llevan, tras un largo y fatigoso viaje en automóvil.

Era todo mentira. Indalecio Prieto vivía en su propia casa, en la madrileña calle Carranza, justo en el piso de arriba de la sede de «El Socialista». O la Policía miraba para otro lado o era un ejemplo de incompetencia manifiesta. Lo del cuento del viaje fue producto de la negociación con el periodista para no dar pistas. O mejor, para dar pistas falsas.

Ante las inminentes elecciones de 1935 que iba a acabar con Gil Robles, líder de la CEDA en la poltrona de un ministerio, Indalecio Prieto criticaba el programa republicano «tan moderado y conservador que sería un programa de derechas en cualquier otro país». Y cantaba las virtudes de la flexibilidad socialista: «Nosotros hemos cedido puestos en todas las provincias, no podemos ceder más sin el riesgo de desaparecer como partido. No tenemos la culpa de que España sea una República sin republicanos».

Suero proclama que a don Inda el pueblo le quiere, «de él procede», y recuerda cómo salvó la frontera «del modo misterioso y hábil que él únicamente domina» cuando el fracaso del Octubre del 34.

Asturias vuelve a estar presente en la entrevista que Suero le hace al dramaturgo Alejandro Casona, en aquel momento encaramado a la fama tras el apoteósico estreno de «Nuestra Natacha». «La obra -dice el periodista gijonés- tuvo un éxito clamoroso de público y de crítica. Esto último haciendo salvedad de la crítica de derechas, pues aquí hasta el arte tiene color político y se banderiza». Casona le cuenta sus inicios, el estreno de «La sirena varada» con Margarita Xirgu al frente del plantel. La actriz no estaba ni medio convencida de la obra, pero fue todo un pelotazo teatral. Alejandro Casona habla claro: «Yo respeto a los viejos valores como Benavente, los Quintero, Arniches. Ellos solos de por sí son un teatro. Pero creo también que han cumplido su ciclo». La crítica a los que venían detrás de ellos es todavía más acusada: «La generación intermedia es servil y de una vil pereza mental. No ha hecho más que bastardear lo creado». Para el dramaturgo de Besullo, la nueva generación estaba encabezada por García Lorca, y añadía entre los más destacados a otro asturiano ilustre, Valentín Andrés Álvarez, que ya había estrenado «Tararí».

A Dolores Ibarruri «La Pasionaria», Pablo Suero la visita en la cárcel. Es tiempo de República. El periodista la define como «una mujer alta, esbelta, de cabellos grises, de frente despejada, de rostro bello surcado por hondas arrugas de pesar. Tiene una extraña dulzura en sus ojos castaños y una suavidad de terciopelo en su voz sin crispaciones ni cóleras».

La causa de la detención de Pasionaria tiene que ver con Asturias, según cuenta ella misma. El escenario histórico, los meses inmediatamente posteriores a la Revolución de 1934: «Íbamos en un automóvil recorriendo los pueblos. A cada instante nos hallábamos ante el temor de las pobres gentes que enmudecían por miedo a la represalia de las autoridades. Asturias parece una cárcel todavía hoy. Nos detenían en los puestos policiales, en las carreteras. Me acompañaban unas señoras de la localidad, muertas de miedo. Los guardias, felizmente, no eran de los más avisados. Unos preguntaban: "¿Entre ustedes no hay un escritor?". "No". "¿Alguna de ustedes no es Pasionaria?". Aquí un movimiento de mis compañeras me vendió. Entonces yo dije: "Sí. Pasionaria soy yo". "Tenemos orden de detener a Pasionaria". "Pues tómenme", les dije"». La dirigente obrera tenía como misión localizar y reunir huérfanos de la Revolución asturiana.

La primera edición de «España levanta el puño» es de diciembre de 1936, ya con un país roto y desangrado. Aún quedaba lo peor. El prologuista de aquel bautizo literario, el novelista bonaerense Enrique González Tuñón proclama que «Pablo Suero está con la España que escribe, piensa, trabaja, construye».


Página original: http://www.lne.es/sociedad-cultura/2009/08/02/pablo-suero-gijones-entrevisto-espana-olia-guerra/790192.html