jueves, 27 de julio de 2017

VOLUNTARIOS JUDEOARGENTINOS EN LA GUERRA CIVIL ESPAÑOLA. JERÓNIMO BORAGINA

El escritor e investigador Jerónimo Boragina ha publicado una nueva obra vinculada con la guerra civil española. Especializado en el tema hace más de una década, en la que ha publicado numerosos textos en diversos países, en esta oportunidad ofrece un recorrido por los voluntarios argentinos de origen judío que combatieron a favor de la República Española.

La obra auspiciada por el Centro Cultural de la Cooperación y el ICUF (Federación de Entidades Culturales Judías de la Argentina) salió impresa en el marco del 80° aniversario del inicio de la Guerra Civil Española y será presentada en diferentes puntos del país a la brevedad.

El texto cuenta con la autoría del Lic. Jeronimo Boragina y el Prof. Ernesto Sommaro, y está prologado por el reconocido filósofo Ricardo Forster, el cual hace hincapié en la memoria histórica y los nuevos aportes de este libro.
El libro Voluntarios Judeoargentinos en la Guerra civil Española, no sólo es innovador en relación al tema sino que abre una puerta desconocida vinculada a la colectividad judía de nuestro país. La militancia en las primeras décadas del siglo XX llevó a que miles de judeoargentinos integren partidos políticos, sindicatos y el movimiento obrero argentino. Esta participación en espacios políticos y sociales fue un elemento integrador a la sociedad toda, con un compromiso claro con la libertad y los valores democráticos. Tal es así, que pudieron ponerlo en práctica en la lucha y defensa de los mismos luchando contra el fascismo en Europa. Lo hicieron desde el movimiento anarquista y comunista argentino, viajando a España en 1936 para luchar contra el golpe de Estado iniciado por el General Franco. Lograron integrar las Brigadas Internacionales y el Ejército Republicano, y un sinnumero de puestos humanitarios como médicos, enfermeros o traductores durante la contienda 1936-1939.

Por otra parte, esta nueva obra cuenta con un detalle biográfico de los más de 100 voluntarios judeoargentinos que participaron en la guerra civil española, innovando entre lo histórico y biográfico aclarando aún más las motivaciones que llevaron a estos hombres a viajar a España a luchar contra el fascismo. Argentina es uno de los pocos países que nunca realizo reconocimientos oficiales para aquellos hombres y mujeres que dieron su vida para derrotar al nazifascismo, primero en España y luego en Alemania durante la segunda guerra mundial

Se realizaran diferentes presentaciones en los próximos meses en nuestra ciudad, y seguramente en el marco de la Feria del Libro la cual será informada a través de su grilla.

Voluntarios Judeoargentinos en la Guerra Civil Española.
Autores: Jerónimo Boragina y Ernesto Sommaro
Prologo: Ricardo Forster
Edición: Centro Cultural de la Cooperación y Federación de Entidades Culturales Judias de la Argentina (ICUF), 2016.







lunes, 17 de julio de 2017

Una militante hasta el último minuto

A LOS CIEN AÑOS, MURIO FANNY EDELMAN, PRESIDENTA HONORARIA DEL PARTIDO COMUNISTA. Fue una activa luchadora por los derechos humanos. En 1934 se afilió al PC y llegó a luchar en la Guerra Civil Española.

Por Adriana Meyer
Página/12 - Miércoles, 2 de noviembre de 2011


Si la militancia ha cobrado un renovado vigor, de ella puede decirse que fue la militante eterna. Fanny Edelman falleció ayer en un hospital porteño por una afección en el hígado. Activa luchadora por los derechos humanos y presidenta honoraria del Partido Comunista, sus camaradas lamentaron su muerte “tras una exhaustiva trayectoria de luchas, cárceles, internacionalismo, solidaridad e intensa labor intelectual y política”. Página/12 la entrevistó en febrero pasado, en ocasión de cumplir cien años. Aquel diálogo había terminado con un amable pero firme “y ahora si me disculpa tengo una reunión”, tras lo cual Edelman partió. Sus restos serán cremados hoy a las 9 en el cementerio de la Chacarita, con una ceremonia de despedida.

Nacida Fanny Jabcovsky el 27 de febrero de 1911 –en San Francisco, Córdoba– en una familia de inmigrantes rusos, adoptó el apellido de su marido desde que comenzó su militancia, a los 23 años. Las inclinaciones corporativas y antisemitas del general José Félix Uriburu la llevaron a acercarse a un grupo de intelectuales de izquierda, entre los que se contaban Leónidas Barletta y Alvaro Yunque. Al tiempo que trabajaba en un taller textil y como maestra de música, concentró su actividad militante en la solidaridad con los presos políticos. En 1934 se afilió al Partido Comunista de la Argentina. Ese año, la brutal represión a la huelga minera en Asturias la encontró formando parte de una activa campaña de solidaridad. Y en 1937 viajó a España junto a su compañero, Bernardo Edelman, que era corresponsal de guerra. Allí integró el Socorro Rojo, luchó en defensa de la República y conoció a La Pasionaria. Ya como secretaria general de la FDIM (Federación Democrática Internacional de Mujeres, una organización creada luego del fin de la guerra) visitó a Dolores Ibárruri en su exilio en Moscú.

Tras su regreso en 1939 fue parte del movimiento de solidaridad con la República, del que participaron también Chile y Uruguay, que logró reintegrar a más de 3000 refugiados. Al finalizar la guerra, con un grupo de compañeras, Edelman impulsó la Unión de Mujeres de la Argentina (UMA), una organización de lucha por la paz, el trabajo, el salario, la salud y la vivienda. Trabajó allí durante 50 años y bajo su dirección esta entidad realizó importantes tareas con la ONU, Unesco, Unicef y la OIT. En 1972, en representación de la UMA, asumió la conducción de la FDIM e impulsó la creación del Día Internacional de la Mujer. Durante la dictadura llevó ante la Comisión de Derechos Humanos de la ONU en Ginebra el testimonio de cientos de familiares y víctimas del terrorismo de Estado.

Cuando ya se había convertido en una figura conocida en el ámbito internacional, participó de movimientos de apoyo a la Unión Soviética, China, Cuba, el gobierno socialista del chileno Salvador Allende y la revolución sandinista en Nicaragua. También estuvo en Vietnam y en varios países de Africa trabajando “por los derechos y reivindicaciones de los trabajadores y las mujeres”. En su extensa vida conoció a variadas personalidades, desde Antonio Machado y Miguel Hernández hasta los líderes soviéticos y del comunismo chinos, el Che Guevara y Fidel Castro. En marzo fue distinguida con la Orden José Martí, que confiere el Consejo de Estado de Cuba, y en esa oportunidad el presidente Raúl Castro se comunicó con ella para saludarla.

“América latina está preñada de revolución, en Bolivia, Ecuador y Venezuela hay cambios que no son revolucionarios pero son profundos, cambios que repelen al imperialismo norteamericano. Es posible radicalizar este proceso, la derecha neoliberal es un enemigo que crece para incivilizar. Hay una crisis civilizatoria de parte del gran capital, esa crisis quieren descargarla sobre nuestro continente, que hoy es el de la rebeldía”, había dicho en aquella entrevista con Página/12. Lúcida hasta su última hora, Fanny Edelman dirigía la cátedra libre de género y clase Alcira de la Peña, otra histórica militante del PC.



Página original: https://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-180304-2011-11-02.html


viernes, 14 de julio de 2017

Clemente Cimorra

Clemente Cimorra nace en Oviedo el 29 de mayo de 1900 y fallece en Buenos Aires en 1958. Periodista y militante de Partido Comunista de España, es redactor de Mundo Obrero, y pertenece a la Alianza de Intelectuales Antifascistas para la Defensa de la Cultura. En colaboración con su hermano Eusebio, escribe el drama Acusación (1932), sobre la situación del proletariado en Cataluña. En julio de 1937 su cuento Cante y silencio en Sierra Morena, obtuvo el primer premio del concurso de cuentos de guerra organizado por el diario Heraldo de Madrid, uno de los de mayor circulación de España. Sus crónicas periodísticas de guerra fueron recopiladas en dos volúmenes: España en las trincheras y Héroes del Pirineo español. En el primer volumen, correspondiente a las crónicas de los primeros meses de la guerra provocada por la rebelión militar del general Franco, denuncia la invasión sufrida por España por tropas alemanas e italianas y exalta el espíritu de sacrificio y de lucha de los defensores de la libertad. En el segundo, relata la resistencia del pueblo español y su voluntad de lucha, así como, la retirada de la 43ª División a territorio francés, criticando con dureza el comportamiento de las democracias occidentales.

Clemente Cimorra llega a Buenos Aires a bordo del vapor francés “Massilia”, que había partido de Pellice (Francia) el 18 de octubre de 1939, con destino a Santiago de Chile y que arriba al puerto de Buenos Aires, sin permiso de desembarco, el domingo 5 de noviembre, consiguiéndose que un numeroso grupo de intelectuales españoles de los que trasladaba pudiera desembarcar en Buenos Aires. En la ciudad porteña se exilia de modo definitivo. Fue colaborador de Pensamiento Español, revista del exilio aparecida en 1942. También pertenece al Centro Republicano Español de Buenos Aires. Con su ensayo La obra asturianista de Jovellanos, participa en el Homenaje a Jovellanos del Centro Asturiano de Buenos Aires en el bicentenario de su nacimiento, junto con otros destacados intelectuales del exilio, Francisco Ayala, Ángel Ossorio y Gallardo, Claudio Sánchez Albornoz, entre otros. Clemente Cimorra, como tantos otros, luchó por la legalidad democrática y por la defensa de la libertad. Y como nos dijo el escritor ovetense: “Eran los mejores hijos de España”.

Página original: http://www.libreriausados.com.ar/Biografias/Clemente-Cimorra.html


miércoles, 12 de julio de 2017

La sanidad en las Brigadas Internacionales.- Manuel Requena Gallego; Rosa María Sepúlveda Losa

“Este libro recoge aportaciones interesantes sobre la sanidad en las Brigadas Internacionales, tema que todavía no se ha abordado con la profundidad que requiere. Todas ellas describen aspectos sanitarios desde distintos campos (prensa, recuerdos personales de los protagonistas, avances médicos, funcionamiento de hospitales) en época de guerra, manteniendo un enfoque unificador que consiste en que la medicina ha logrado importantes avances a lo largo de la historia en épocas de guerra para reponder a los problemas que se le presentaban de inmediato entre los combatientes, como señala en la introducción José Martínez. Algunos de estos avances se describen en este trabajo como nuevas técnicas quirúrgicas y psiquiátricas, la utilización de los hospitales móviles, la organización de los hospitales en el frente y en la retaguardia, y las mejoras en las transfusiones de sangre que salvaron muchas vidas …”




Link original: http://www.brigadasinternacionales.uclm.es/publicacion/la-sanidad-en-las-brigadas-internacionales/



Arnaldo Orfila Reynal

Nació en La Plata en 1898. Murió en  México el 13 de enero de 1998, a la edad de 100 años. Doctor en Ciencias Químicas y antes egresado del Colegio Nacional  de la Universidad Nacional de La Plata. Su tarea fue destacada al frente de varias editoriales: fue Director del la primera filial del Fondo de Cultura Económica, uno de los fundadores de Eudeba y fundador de la Editorial Siglo XXI.

En 1910 inició sus estudios en el Colegio Nacional, en el que tuvo como profesores, entre otros, a Rafael Alberto Arrieta y Alejandro Korn y a Pedro Henríquez Ureña y como compañero de estudios, entre otros, a Julio V. González, hijo del fundador de la Universidad Nacional de La Plata, Joaquín V. González.

En el Colegio fundó un periódico, casi como un anticipo de lo que sería su vinculación con el libro y la empresa editorial, fue un activo militante de la Reforma Universitaria de 1918 y en representación de los estudiantes universitarios, concurrió al Congreso Internacional de Estudiantes realizado en México en 1921, lo que le permitió vincularse largamente con la intelectualidad del momento.

Fue militante del Partido Socialista Argentino de 1930 a 1948. En1937 Orfila Reynal se fue a España como corresponsal de guerra de La Vanguardia, órgano oficial del Partido .
En 1938 fundó la Universidad Popular Alejandro Korn, de la cual fue director hasta 1947. De 1945 a 1947 se desempeñó como director de la primera filial del Fondo de Cultura Económica en Buenos Aires, Argentina. Después de trasladarse a la ciudad de México, dirigió la editorial de 1948 a 1965.

En 1957  fue uno de los organizadores de la editorial Eudeba, en marzo de 1966 fundó la editorial Siglo XXI. Fue, además colaborador en numerosas revistas, entre ellas, Atenea, Valoraciones, El Iniciador y Camada.
Su labor editorial fue premiada en 1980 por el gobierno mexicano con el Orden del “Águila Azteca”. En 1983 recibe la Medalla “Félix Varela” y en 1988 con la condecoración “Carlos Manuel de Céspedes”, ambas por el gobierno cubano. En 1984 recibió el Premio Juan Pablos de la Cámara Nacional de la Industria Editorial Mexicana, así como un homenaje del municipio de Buenos Aires.
En 1985 el gobierno francés lo reconoció con la Legión de Honor.



Extracto del texto  "Letras sin Fronteras, 80 aniversario del Fondo de Cultura Económica"
"Afiliado al Partido Socialista, Orfila Reynal había viajado como corresponsal de La Vanguardia a España para cubrir la Guerra Civil y, antes de volver de Europa, resultó testigo de la invasión alemana a Viena. A pocas semanas del asalto al Moncada, fue uno de los que tomó la Embajada de Cuba en México para exigir la renuncia del embajador del gobierno de Batista y, en 1969, Fidel Castro y la familia Guevara depositaron en las manos del editor los diarios del Che." (p. 12)


Link original: http://www.unlp.edu.ar/articulo/2012/9/3/vidas_y_retratos_arnaldo_orfila_reynal



Los voluntarios latinoamericanos en la Guerra Civil Española.- Gerald Gino Baumann

Editorial: Ediciones de la Universidad de Castilla-La Mancha.
Año de edición: 2009
Número de páginas: 272

Gino Baumann es un autodidacta con ideas progresistas, cuyo interés por las brigadas internacionales le viene de niño por la influencia de su padre. Después realizó diversos trabajos de cooperación internacional al servicio del gobierno suizo, lo que le puso en contacto con algunos países latinoamericanos. Ello le despertó su interés por la presencia de latinoamericanos en la guerra civil española. Almacenó información archivística y bibliográfica durante veinte años, lo que posibilitó la primera publicación de este libro en el año 1997.La presente edición incorpora las nuevas aportaciones de los trabajos aparecidos en los últimos años, y establece una cifra de voluntarios que supera los 2.500 soldados. Hace referencia a más de veinte países latinoamericanos (Argentina, Bolivia, Brasil, los países del Caribe, los de Centroamérica, Colombia, Chile, Ecuador, México, Paraguay, Perú, Uruguay y Venezuela), analizando la actitud de sus gobiernos y la de sus ciudadanos, aportando hombres, alimentos, medicinas, dinero, etcétera, en beneficio del gobierno de la Republica. Deseamos que los contenidos de esta nueva edición anime a futuros investigadores sobre Latinoamérica a profundizar en ellos.


lunes, 10 de julio de 2017

Pedro Loss, brigadista internacional

EL PAÍS
MADRID 31 DIC 2001

Pedro Loss, traductor técnico especializado en temas aeronáuticos y voluntario de las Brigadas Internacionales en la guerra civil española, murió en Moscú el pasado 2 de diciembre (2001), según informa la asociación Archivo, Guerra y Exilio (AGE). Había nacido en Buenos Aires el 20 de febrero de 1915 y emigró a la Unión Soviética en 1934. En ese país se graduó como especialista en aeronáutica militar y trabajó en fábricas de aviones. Se alistó voluntario en las Brigadas Internacionales y participó en la guerra civil española desde noviembre de 1936, cuando Madrid estaba a punto de caer en manos de las tropas de Franco, pero resistió casi tres años, hasta el 25 de mayo de 1938, dedicado a traducir los manuales de vuelo y a montar los aviones que la Unión Soviética envió al Ejército Popular de la II República Española.

Durante la Segunda Guerra Mundial, Pedro Loss coordinó en la URSS la producción de diversas industrias militares. Los últimos años trabajó como especialista en traducción técnica y militar en la editorial Comercio Exterior, de Moscú.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 31 de diciembre de 2001

Link: https://elpais.com/diario/2001/12/31/agenda/1009753205_850215.html

sábado, 8 de julio de 2017

Pablo Suero, el gijonés que entrevistó a una España que olía a guerra

El reportero, con pasaporte argentino, amigo de Lorca y de Gardel, vivió en 1935 las convulsiones de un país abocado al desastre

Oviedo, Eduardo García - lne.es
Domingo 02 de agosto de 2009

Federico García Lorca y el periodista Pablo Suero en 1936
Cuando el periodista Pablo Suero desembarca en España con un montón de proyectos de entrevista bajo el brazo, el país afilaba las guadañas. Era el año 1935, en vísperas de las elecciones de febrero. Suero tenía pasaporte argentino pero había nacido en Gijón, hijo de una familia emigrante. Se convirtió pronto en todo un personaje en Buenos Aires. Se ganó la vida como reportero y crítico literario, fue dramaturgo y director de escena. En 1936 se fijó en una joven actriz y la contrató para su compañía teatral. Se llamaba Eva, y años después pasó a la Historia por su apellido de casada: Perón. Suero escribió memorables letras de tangos para su amigo Carlos Gardel, y en Buenos Aires acabó haciendo otro amigo ilustre, Federico García Lorca, a quien en 1935 visitó en su casa familiar. Tras la muerte del poeta, poco tiempo después, Suero recordaba las palabras de la madre de Federico hablando de las elecciones del 35: «Si no ganamos, ya podemos despedirnos de España. Nos echarán, si es que no nos matan».

Aquellas entrevistas y crónicas que el asturiano Pablo Suero realiza en España en tiempos de preguerra demuestran la influencia del periodista. Lo reciben Manuel Azaña, Largo Caballero, Gil Robles, Calvo Sotelo, José Antonio Primo de Rivera e Indalecio Prieto, entre otros políticos de primera fila de la época. Ahora, el trabajo periodístico de Suero en España ve de nuevo la luz en forma de libro titulado «España levanta el puño. Palabras al borde del abismo». Lo de España levanta el puño viene a confirmar la ideología del periodista, que no tiene inconveniente en proclamar en cada crónica. Lo que se dice información militante. El gran icono de la derecha hispana, José María Gil Robles, accede a saludarle pero no le concede ni una sola declaración, quizá conociendo por dónde iban los tiros. Suero se venga con una crónica despiadada: «su oratoria es pobre de ideas y confusa, en ella se descubren acusados síntomas de mesianismo. Carece de brillantez, de ideología y se enreda en una sintaxis maltrecha».

La entrevista antes citada con el dirigente socialista asturiano es una de las más esclarecedoras. «Desde humilde taquígrafo de diarios se encumbró hasta las alturas del gobierno, pero para ello pasó por todos los avatares de la conspiración y de la revuelta», señala Suero a la hora de perfilar a «don Inda». El encuentro tiene su historia. En aquel momento Prieto estaba en busca y captura por sus responsabilidades en la locura de la Revolución de Octubre de 1934 en Asturias. La Policía le buscaba o, al menos, hacía que le buscaba. Prieto se encuentra oficialmente escondido y hasta allí dice Suero que le llevan, tras un largo y fatigoso viaje en automóvil.

Era todo mentira. Indalecio Prieto vivía en su propia casa, en la madrileña calle Carranza, justo en el piso de arriba de la sede de «El Socialista». O la Policía miraba para otro lado o era un ejemplo de incompetencia manifiesta. Lo del cuento del viaje fue producto de la negociación con el periodista para no dar pistas. O mejor, para dar pistas falsas.

Ante las inminentes elecciones de 1935 que iba a acabar con Gil Robles, líder de la CEDA en la poltrona de un ministerio, Indalecio Prieto criticaba el programa republicano «tan moderado y conservador que sería un programa de derechas en cualquier otro país». Y cantaba las virtudes de la flexibilidad socialista: «Nosotros hemos cedido puestos en todas las provincias, no podemos ceder más sin el riesgo de desaparecer como partido. No tenemos la culpa de que España sea una República sin republicanos».

Suero proclama que a don Inda el pueblo le quiere, «de él procede», y recuerda cómo salvó la frontera «del modo misterioso y hábil que él únicamente domina» cuando el fracaso del Octubre del 34.

Asturias vuelve a estar presente en la entrevista que Suero le hace al dramaturgo Alejandro Casona, en aquel momento encaramado a la fama tras el apoteósico estreno de «Nuestra Natacha». «La obra -dice el periodista gijonés- tuvo un éxito clamoroso de público y de crítica. Esto último haciendo salvedad de la crítica de derechas, pues aquí hasta el arte tiene color político y se banderiza». Casona le cuenta sus inicios, el estreno de «La sirena varada» con Margarita Xirgu al frente del plantel. La actriz no estaba ni medio convencida de la obra, pero fue todo un pelotazo teatral. Alejandro Casona habla claro: «Yo respeto a los viejos valores como Benavente, los Quintero, Arniches. Ellos solos de por sí son un teatro. Pero creo también que han cumplido su ciclo». La crítica a los que venían detrás de ellos es todavía más acusada: «La generación intermedia es servil y de una vil pereza mental. No ha hecho más que bastardear lo creado». Para el dramaturgo de Besullo, la nueva generación estaba encabezada por García Lorca, y añadía entre los más destacados a otro asturiano ilustre, Valentín Andrés Álvarez, que ya había estrenado «Tararí».

A Dolores Ibarruri «La Pasionaria», Pablo Suero la visita en la cárcel. Es tiempo de República. El periodista la define como «una mujer alta, esbelta, de cabellos grises, de frente despejada, de rostro bello surcado por hondas arrugas de pesar. Tiene una extraña dulzura en sus ojos castaños y una suavidad de terciopelo en su voz sin crispaciones ni cóleras».

La causa de la detención de Pasionaria tiene que ver con Asturias, según cuenta ella misma. El escenario histórico, los meses inmediatamente posteriores a la Revolución de 1934: «Íbamos en un automóvil recorriendo los pueblos. A cada instante nos hallábamos ante el temor de las pobres gentes que enmudecían por miedo a la represalia de las autoridades. Asturias parece una cárcel todavía hoy. Nos detenían en los puestos policiales, en las carreteras. Me acompañaban unas señoras de la localidad, muertas de miedo. Los guardias, felizmente, no eran de los más avisados. Unos preguntaban: "¿Entre ustedes no hay un escritor?". "No". "¿Alguna de ustedes no es Pasionaria?". Aquí un movimiento de mis compañeras me vendió. Entonces yo dije: "Sí. Pasionaria soy yo". "Tenemos orden de detener a Pasionaria". "Pues tómenme", les dije"». La dirigente obrera tenía como misión localizar y reunir huérfanos de la Revolución asturiana.

La primera edición de «España levanta el puño» es de diciembre de 1936, ya con un país roto y desangrado. Aún quedaba lo peor. El prologuista de aquel bautizo literario, el novelista bonaerense Enrique González Tuñón proclama que «Pablo Suero está con la España que escribe, piensa, trabaja, construye».


Página original: http://www.lne.es/sociedad-cultura/2009/08/02/pablo-suero-gijones-entrevisto-espana-olia-guerra/790192.html


sábado, 22 de abril de 2017

HOMENAJE A MARIE LANGER

POR LA REDACCIÓN PROCESO MÉXICO, 10 SEPTIEMBRE, 2010

MÉXICO, D.F., 10 de septiembre.- El 31 de agosto de 1910 nació Marie Langer en el seno de una familia judía de la alta burguesía de Viena, de padres ateos, pacifistas e ilustrados. Se crió en una Viena “roja”, con gobierno socialdemócrata, donde la gente cantaba en las plazas La Internacional junto con el  himno austriaco. Pocos años después, el ascenso del nazismo oscurecería el panorama político.

Marie Langer terminó su carrera de medicina en 1935 y trabajó como anestesista con un ginecólogo comunista que asumió el compromiso de ayudar a abortar a obreras  que por razones económicas ya no podían  afrontar el nacimiento de otro hijo. Pese a venir de una familia rica y muy educada,  le pesó ser judía  pues, entre otras cosas, el creciente antisemitismo le impidió ingresar  a estudiar psiquiatría en un hospital. Este obstáculo la enfiló hacia el  psicoanálisis. Dividida entre su  activismo clandestino y su proceso analítico, agradeció que su analista la diera de alta, pues “mientras ardía el mundo no era tiempo de mirarse el propio ombligo”.
(Karl) Max Langer y (Mimi) Maria Langer
en las Brigadas Internacionales
En julio de 1936 estalló la guerra civil española. Junto con su compañero, Max Langer, se sumó a las Brigadas Internacionales. Ella negaba que su decisión hubiera sido un acto heroico pues en realidad le salvó la vida al evitarle ser perseguida por los nazis.  Pese a todo lo que vio en España,  Marie Langer fue feliz el tiempo que estuvo ahí. Al contrario, su estadía en Francia, adonde los Langer habían ido a comprar para los republicanos unos aparatos para hacer prótesis, fue la peor época de su vida: el dinero para las máquinas no llegaba, la República iba perdiendo la guerra, y después de un parto prematuro se había muerto su hijita. Cuando Lázaro Cárdenas abrió las puertas de México para los refugiados, los Langer decidieron venir. Pero el consulado tardó tanto en hacer efectivo el ofrecimiento que partieron primero para Uruguay. Al arribar a Montevideo, les llegó el visado para México. Pasarían casi 40 años para que Marie Langer se asilara en nuestro país refugiándose del fascismo, ahora del argentino.
De Montevideo la familia Langer emigró a Buenos Aires, donde Marie colaboró en la fundación de la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA). Cercana a las posturas de Melanie Klein, estudió los mecanismos psicosomáticos del embarazo, el aborto espontáneo y el parto prematuro para publicar en 1951 su famoso libro Maternidad y sexo. La maternidad, la propia (seis hijos) y la de las demás mujeres, sería una de sus inquietudes primordiales.
En 1965 muere su marido y eso le permite involucrarse más en el activismo de izquierda. Su radicalismo la lleva a cortar con la organización que fundó, la APA, de la cual sale en 1971 haciendo una renuncia política con el grupo Plataforma. En plena dictadura entra como profesora a la cátedra de psicología médica, de la Facultad de Medicina, pero en octubre de 1974 la situación argentina empeora y la Triple A (Alianza Anticomunista Argentina) la amenaza. Todos, familiares y amigos, la empujan a venir a México.
Llega en pleno despegue del feminismo de la segunda ola. Participa en el Año Internacional de la Mujer y colabora solidariamente con nuestras causas. Adelantándose a las feministas interesadas en el psicoanálisis y a las psicoanalistas interesadas en el feminismo, Marie Langer abrió  vasos comunicantes entre ambos campos. Defendía el psicoanálisis frente al enojo feminista por el supuesto patriarcalismo de Freud. Nos convenció de que “no es para tanto, el psicoanálisis sirve para tantas cosas, para autoconocerse, para pensar la vida y la política…”  Muchas se lo agradecimos entonces y se lo seguimos agradeciendo hoy en día.
Pero más que el feminismo, lo que realmente volvió a apasionarla fue la lucha de los sandinistas en Nicaragua. “Es la tercera vez en mi vida que escucho el ¡NO PASARÁN!, y pasaron dos veces: en España y en Chile. No puedo permanecer pasiva ante tan inmensa e impune agresión”. Desde acá armó el Equipo de Salud Mental México-Nicaragua que iba todos los meses a trabajar en el proceso de reconstrucción. “Sabes”, me dijo una vez, “allá  no soy joven ni vieja, soy… atemporal. Lo vivo como si la República española, la vieja República, hubiera ganado la guerra y yo estuviera colaborando en la reconstrucción”. Por suerte no vivió el decepcionante proceso de corrupción y deterioro del gobierno sandinista  actual. Con esa  extraordinaria capacidad que tenía para juntar los pedazos de su vida, y sabiendo lo irremediable de su enfermedad, Marie Langer quiso regresar a Argentina, a la casa donde había pasado los mejores años de su vida familiar. Murió allí el 23 de diciembre de 1987, a los 77 años.
Marie Langer enfrentó de manera valiente y admirable los conflictos inherentes a la condición femenina, en general, y a los de una clase ilustrada en particular. Su vida apasionada y comprometida, sus inquietudes intelectuales y políticas, sus desafíos y logros como mujer,  como madre, como profesionista y como internacionalista han quedado en la memoria de muchos.

Página original: https://www.proceso.com.mx/101171/101171-homenaje-a-marie-langer




lunes, 13 de marzo de 2017

El impacto de la Revolución española en la Argentina

La clase obrera en la Argentina vive la Revolución Española intensamente. Desborda solidaridad e internacionalismo proletario, y toma partido por el triunfo de los obreros y campesinos.

Hugo Echeverre

Lunes 18 de julio de 2016 | La Izquierda Diario

La clase obrera argentina llega curtida a julio de 1936. Ha bancado de pie la ola represiva y miserable de la “década infame”, y ha respondido los golpes capitalistas con organización, huelgas e ideas.
Basta recordar la huelga de la carne en 1932, de la madera en 1934 y la destacada huelga general que encabezan las asambleas y los comités de obreros de la construcción, barrio por barrio, junto a la dirección de los comunistas en el verano porteño de 1936 [1].
Es decir, un movimiento obrero con sus tendencias sindicales y políticas establecidas y activas. Y con un naciente peso social y cultural de una izquierda clasista, que combina memoria anarquista y presencia marxista.
Naturalmente, los capitalistas y la derecha argentina saludan sin tapujos al fascismo español, que tan bien le cae al nacionalismo católico que levantan desde hace años la oligarquía, el ejército y la marina.
Para ese entonces reina el “fraude patriótico”, que se impone tras el golpe del Gral. Uriburu en 1930, y gobierna la llamada “Concordancia” que encabeza el Gral. Justo y Roberto Ortiz.



Las cosas se van acomodando a derecha y a izquierda
La CGT Independencia [2] saluda a través de un cablegrama “a los bravos camaradas españoles que en estos momentos luchan por un mundo mejor contra la traición clérigo-militar [3]” y organizan en el Luna Park un acto de más de 10.000 trabajadores donde dirigen la palabra dirigentes comunistas de la construcción, municipales socialistas y sindicalistas ferroviarios. El entusiasmo es indescriptible.
A la salida, la represión policial que ha cercado el estadio se hace sentir. Y los choques serán más duros que los célebres combates callejeros en la Av. de Mayo, entre republicanos y franquistas.
Internamente la represión contra los militantes comunistas y anarquistas se profundiza. A razón de ello será creada la Sección Especial de la Policía Federal, que llevará a cabo la detención de militantes marxistas y ácratas, con brutalidad e impunidad patriótica.
Sin embargo, el fenómeno obrero y popular es de masas, y miles de trabajadores en la Argentina apoyan con entusiasmo y observan atentos a la vanguardia obrera española y a las Brigadas Internacionales que defienden heroicamente Madrid. Y varios con mejor ojo siguen los avances de los obreros catalanes que expropian y ponen bajo su control y gestión las fábricas y tierras de Cataluña y Aragón.
Lógicamente, las organizaciones comunistas y anarquistas deben actuar en la clandestinidad. Quizás una muestra sea recordar que no solo son reprimidos y condenadas sus ideas, sino que llegan a decretar la prohibición de usar y/o enarbolar banderas rojas en las calles porteñas (esos “símbolos extraños” a la soberanía nacional).
En este marco la solidaridad se va desarrollar fuertemente desde las bases obreras y populares, extendiendo comités zonales de ayuda (“asociaciones fraternales”) [4] por los barrios de la Capital Federal, y las provincias de Buenos Aires, Santa Fe, Entre Ríos y Mendoza.
Los actos multitudinarios en el estadio Luna Park rebosan y se repiten. Artistas y figuras populares participan en los comités de ayuda. Un pulso de ello puede sentirse en el informe del jefe regional de la Falange española en la Argentina, que escribe en 1938 que “mientras los nacionalistas cuentan apenas unos cuarenta mil españoles en toda la Argentina, sólo en Buenos Aires hay más de ochenta mil rojos desatados” [5].

La capacidad obrera y popular desborda iniciativas y logros
La solidaridad por el triunfo de la clase obrera española es tan extensa, que para mitad de 1938 el Correo Central se verá obligado a abrir un local más amplio, ya que las 2.000 encomiendas y fardos que salen para España superan hace rato los 200 bultos para los que están preparados.
Los bonos para alimentos se multiplican de organización en organización, sumando unas 400 entidades para su recaudación entre partidos políticos, sindicatos, ateneos y periódicos. Casi a diario, por la puerta del consulado español, suelen desfilar trabajadores entregando ropa de abrigo, dinero, mantas, calzado y medicamentos.
Para septiembre del 37 se envían casi 100 toneladas de carne, 11 de harina y decenas de bolsas de azúcar. Y el mes siguiente fletan un barco entero con víveres, que ayuda en Barcelona para la creación de un comedor diario de más de 200 personas. Lo mismo en Madrid, donde el ayuntamiento agradece en varias oportunidades la solidaridad argentina.
Para marzo de 1938, lanzan un plan sanitario para adquirir 140 ambulancias, con su instrumental completo, mesa de operaciones y sangre para 400 transfusiones. La idea parece imposible pero para junio se envían 9 y en noviembre 34.
La dirección de la CGT es obligada a participar más activamente. Y comienzan a moderar las voces revolucionarias y a esconder las banderas rojas de sus actos, acomodándose al lado de la tricolor republicana. Pero el apoyo obrero se ejecuta como una labor de retaguardia y logística para el triunfo de la lucha y la Revolución Española.
De ahí que el Comité Internacional que coordina la ayuda a la República Española en Paris informa en diciembre de 1937 que desde Argentina han llegado más de 17 millones de francos, destacando al país en el segundo lugar detrás de Suecia. El total de los aportes recibidos, donde sobresalen también Rusia y México (que ayudan de manera oficial), superará los 135 millones de franco [6].

Combatientes rojos, fascistas y frentepopulistas
Asimismo, cientos de combatientes argentinos formarán parte de las Brigadas Internacionales [7], que fortalecerán las trincheras y dejarán la vida con los milicianos que defienden Madrid.
Dos de esos militantes y cuadros destacados serán Hipólito Etchebéhère y su compañera Mika [8], que comandan desde el inicio la columna del POUM (Partido Obrero de Unificación Marxista) madrileño que recupera el cuartel de La Montaña (un centro clave del levantamiento fascista en Madrid). Columna de 300 milicianos que desfilarán a los pocos días por la Gran Vía madrileña, con saludo marcial a las figuras de Lenin y Trotsky.
Hipólito caerá en el cerco de Sigüenza defendiendo las primeras posiciones durante varios días a la espera de refuerzos que nunca llegaron. El combate fue duro. Las tropas fascistas estaban mejor armadas. Sus últimas armas fueron los cartuchos de dinamita que con maestría manejaban los combatientes asturianos. Tras su muerte, con una mezcla de formas muy españolas, de respeto, dolor y sabiduría, una asamblea del POUM le pasa el mando a su compañera, Mika; que se transformará en una de las pocas mujeres con grado de oficial (capitana) en el ejercito “rojo” y republicano, en los primeros embates de los “nacionales”, ofensiva fascista que será detenida y fracasará en los próximos meses.
Pero también habrá argentinos destacados del lado fascista. Uno de ellos, oficial de la Falange, declarará con orgullo y perspectiva en la zona del País Vasco: “soy argentino, y me incorporé enseguida porque si se vence en España se habrá dado un golpe de gracia al marxismo [9]”.
Otro tanto ocurre con los que dudan, entre ellos varios dirigentes de FORJA, que se declaran ajenos a la guerra y la Revolución Española, coincidiendo (no sin sorpresa) en la “neutralidad” con las órdenes que impone Inglaterra que llevará adelante, sin muchas diferencias, el gobierno del “fraude patriótico” del Gral. Justo, Ortiz y toda la oligarquía argentina[10].
O bien los dirigentes del PS que ante la gravedad del conflicto y luego de mantener una actitud pacifista, impulsan colectas y organizaciones de ayuda, principalmente desde los sindicatos que influían junto con los sindicalistas, como la Unión Ferroviaria y La Fraternidad, o desde la Confederación de Empleados de Comercio, la Unión Tranviaria y la Unión de Obreros Municipales.
Avanzados los meses, la lucha y solidaridad obrera sigue creciendo. La CGT Independencia será una de las organizaciones obreras más dinámicas en organizar la solidaridad junto con otros sindicatos comunistas como la FONC, donde se destacará la Federación de Organizaciones de Ayuda a la República Española (FOARE), dirigida por los comunistas.
Lamentablemente su actividad estará orientada (y se limitará), según la táctica asumida por la Internacional Comunista en España que prioriza la lucha antifascista por sobre la lucha de clases bajo el lema de “primero ganar la guerra”, a aliarse con la burguesía “democrática y republicana” para derrotar a Franco.
Emblema de la orientación “frentepopulista” que en la Argentina recibirá las críticas de los grupos trotskistas, que serán rechazados y perseguidos con calumnias y provocaciones por parte de los stalinistas argentinos [11]
Al respecto, un punto destacado y vergonzante lo dará el dirigente comunista argentino, Victorio Codovilla, que cumplirá un rol destacado al servicio del stalinismo participando en las conspiraciones y la represión contra anarquistas y trotskistas en España, junto a los agentes stalinistas de la GPU.
A través de ellos dará comienzo la contrarrevolución stalinista en España, que se ocupará de reprimir las organizaciones obreras como la CNT (anarquista) y al POUM [12]. Ambas organizaciones, al calor de la guerra, desarrollarán tendencias por izquierda que empalmarán (de forma tardía) con la línea que impulsa desde el inicio León Trotsky [13], que sostiene que la mejor política para ganar la guerra en España es avanzar sobre los medios de producción y posesiones burgueses, y decirle a “los campesinos, las tierras son suyas, y a los obreros, las fábricas son suyas”; encarando de esta manera a fondo la guerra civil y la revolución.
Una orientación política que la dirección anarquista de la FAI-CNT no extenderá ni profundizará. Tal vez por eso, como dice Trotsky, tanto más honor y gloria al proletariado español, que dejará grabada para adelante la capacidad revolucionaria de la gestión obrera en industrias como la metalúrgica, la química y la siderurgia (entre otras), junto a la colectivización de tierras y campos, que le expropiarán a la Iglesia y a la burguesía española; conquistas todas que las tropas estalinistas se ocuparán de aniquilar en 1937 y la dirección de la CNT no sabrá defender.

A no olvidar
Como reflexionó el militante trotskista Jean Rous años más tarde, la orientación de Trotsky permitía que “cada obrero constatara, prácticamente, cara a cara con la realidad, que le era imposible vencer al fascismo y cumplir las tareas democráticas, de otra manera que no sea por los métodos de la revolución socialista, expropiando al expropiador y construyendo el aparato del estado obrero” [14].
Tal vez por ese potencial Codovilla no olvidará jamás esa “rica experiencia española” (como la llama) y repetirá su lealtad al stalinismo cuando vuelva asumir años más tarde en el PC argentino. Poniendo en práctica las políticas de conciliación de clases y frentepopulistas junto a la Unión Democrática en 1946.
En cambio, los “fascistas criollos” sobresaltados van a festejar no sin problemas. Organizan con toda pompa una fiesta en la Av. de Mayo, que ni logran empezar porque los cocineros y los mozos exigen que retiren los emblemas nazis y fascistas, cosa que no hacen, y se les atraganta el festejo y se quedan sin almuerzo.
Con todo, la Revolución Española será una de las más grandes gestas de la clase obrera mundial, que bien pueden compararse con la Comuna de París de 1871 y la Revolución Rusa de 1917. Por eso, la derrota es una derrota profunda y una gran desgracia para la revolución; esa “última advertencia”, que definiera Trotsky.
Por eso también la entrada triunfante del gral. Franco en Barcelona y Madrid será la orden que esperaban los tanques nazis en la frontera alemana para invadir Polonia y dar inicio a la Segunda Guerra Mundial imperialista.

Notas:
1. Desde los diarios La Nación y La Prensa, la huelga de los obreros de la construcción de enero de 1936 les recuerda la huelga general y “los soviets” de la Semana Trágica de 1919. Estos procesos y los que se desarrollan en los años 30 en la Argentina son analizados en el libro sobre Historia del movimiento obrero argentino que será publicado próximamente por Ediciones IPS-CEIP.
2. La CGT para 1936 estaba dividida en dos, y recibía su nombre acorde a las calles donde estaban sus sedes. Por un lado la CGT Catamarca, bajo dirección de los sindicalistas; y la CGT Independencia, con peso de socialistas y comunistas.
3. Ernesto Goldar, Los argentinos y la guerra civil española, Ed. Contrapunto (1986).
4. Idem 3.
5. Carta de Juan Antonio Martín Cotano (jefe regional de Falange Española y director de la revista mensual española Amanecer) a Joaquín R. de Cortázar (jefe del servicio de intercambio de la Delegación Nacional de Relaciones Exteriores).
6. Ernesto Goldar, op. cit.
7. Graciela Mochkofsky, Tío Boris, un héroe olvidado de la guerra civil española.
8. Mika Etchebéhère , Mi guerra de España. Ed. Eudeba.
9. Ernesto Goldar, op. cit.
10. Arturo Jauretche, uno de los principales líderes de FORJA, prohibió hablar del conflicto español en la organización, bajo la consigna de “evitar que todo el pueblo se embarcara en polémicas ajenas a la problemática nacional”, porque “los enemigos estaban aquí, no en España” y la lucha debía librarse en la Argentina.
11. En uno de los órganos del PC decían en esos días: “El trotskismo es la careta con que se encubren los provocadores para sembrar en las organizaciones populares la calumnia y la división. En el movimiento de ayuda a España han logrado penetrar algunos de estos emboscados. ¡Hay que desenmascararlos y ponerlos fuera sin piedad!”. Orientación, 17 de noviembre de 1938, citado en Montenegro, Silvina, op.cit., p. 157.
12. Para profundizar en la caracterización del POUM, recomendamos ver los escritos de León Trotsky, en La victoria era posible, de Ediciones IPS-CEIP (2014).
13. León Trotsky, op. cit., "Escritos sobre la Revolución Española".
14. En León Trotsky, op. cit., Jean Rous, “La revolución asesinada”.

Página original: http://www.laizquierdadiario.com/El-impacto-de-la-Revolucion-espanola-en-la-Argentina

viernes, 10 de marzo de 2017

Los latinoamericanos que buscan a sus familiares desaparecidos en la Guerra Civil española

Pablo Esparza
Especial para BBC Mundo, España
18 julio 2016

"El pasado vuelve si no se cierra bien. Reconciliación no creo que haya, el perdón lo da Dios y olvido tampoco hay. Encontrar a mis familiares es una forma de tener una cierta reparación. Justicia".
Inés García Holgado es argentina. Cinco miembros de su familia -su abuelo, dos tíos abuelos y dos tíos- fueron víctimas de la Guerra Civil española y de la represión franquista.
Este lunes 18 de julio se cumplen 80 años del golpe de Estado del general Francisco Franco contra el gobierno de la II República española.
El conflicto que desencadenó duró tres años y dejó alrededor de medio millón de muertos, al menos 114.226 desapariciones forzadas y más de 200.000 exiliados, muchos de los cuales se establecieron en América Latina.
Ocho décadas después, la búsqueda de desaparecidos en España continúa. Y, en algunos casos, impulsada desde el otro lado del Atlántico.


Historias incompletas
Inés localizó a dos tíos abuelos y a su abuelo, pero el hermano de su padre sigue desaparecido.
"Mis tíos abuelos están ya en su lugar pero mi tío no. Mi papá dio la muestra de ADN de sangre en el banco de ADN en Cataluña, porque van a empezar a comparar las muestras con restos de fosas que ya excavaron, con los huesos que están en cajas", comenta en diálogo con BBC Mundo.
Es difícil contar el número de latinoamericanos con familiares desaparecidos en España.
"Hay muchas historias. Pero los nietos y las nietas tienen sólo una parte. Siempre hay algo que está oculto. ¿Dónde están? ¿Qué pasó? No saben la historia completa. Con los nietos que me he encontrado, ese es el problema", le dice a BBC Mundo Adriana Fernández.
Ella también es argentina y en 2011 logró exhumar los restos de su abuelo en El Bierzo, noroeste de España.
"Mi papá, el lugar lo conocía perfectamente porque una frase que siempre recordaba es que le decían que en el lugar donde el pasto crecía más alto y más verde, ahí estaba enterrado su papá. Esa frase lo marcó. Y comprobamos que sí estaba allí donde mi papá decía", cuenta Adriana.
"Luego hicimos la prueba de ADN a través del equipo de Antropología Forense aquí en Argentina. Ver que el esqueleto de mi abuelo estaba completo… Para mí eso fue muy emocionante".

La "causa argentina"
En 2011, ella misma, junto a Inés y Darío Rivas -hijo de Severino Rivas, que murió fusilado al inicio de la guerra- presentaron una querella en Buenos Aires para que se investiguen los crímenes del franquismo, amparándose en el concepto de justicia universal.
Es la única causa abierta en el mundo por este motivo. En España, una ley de amnistía de 1979 cerró las puertas a llevar ante la justicia a los responsables de la represión durante el gobierno militar.
"La amnistía a mí no me sirve porque la amnistía la decretaron para los criminales franquistas, no para los que están enterrados en una fosa común", le dice a BBC Mundo Darío Rivas, de 96 años.
Desde la aprobación de la Ley de Memoria Histórica en 2007, el Estado español tiene la obligación de facilitar y establecer subvenciones para la búsqueda de desaparecidos, su exhumación y el proceso de identificación.
Sin embargo, las ayudas para este fin se redujeron a partir de 2011 hasta cesar en 2013.
En la actualidad los gastos de ese proceso corren a cargo de los familiares y de asociaciones de recuperación de la memoria histórica.
"En este momento no existe el papel del Estado en la búsqueda de desaparecidos. Algunas administraciones autonómicas sí colaboran, pero son las propias víctimas las que se tienen que 'autorreparar'", le explica a BBC Mundo Marco González, vicepresidente de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH).
Desde 2000, la ARMH ha llevado a cabo exhumaciones en 230 fosas comunes y más de 1.400 identificaciones.

La Guerra Civil Española y América Latina
La búsqueda de desaparecidos es quizá el último episodio de la larga relación de América Latina con la guerra española, cuyas consecuencias afectaron a la región durante y después del conflicto.
"En América Latina, especialmente en los países con una colonia española importante como Argentina, Uruguay o Cuba, la guerra no fue algo lejano. Había una cercanía familiar", le cuenta a BBC Mundo Óscar Álvarez, profesor de Historia de la Universidad del País Vasco.
Tras el golpe de Estado del 18 de julio del 36, voluntarios latinoamericanos viajaron a España a participar en la guerra.
Más de 1.000 cubanos y alrededor de 600 argentinos -y contingentes menos numerosos de otras nacionalidades- combatieron en el bando republicano en las Brigadas Internacionales.
También hubo, aunque menos numerosos, latinoamericanos en el lado franquista.
"El primer voluntario extranjero que fallece en la Guerra Civil fue un argentino que combatió junto a los sublevados en Guadarrama", señala Álvarez.
Sin embargo, este vínculo "familiar" no llevó a una posición unitaria de la región frente a los sucesos de España.
"Latinoamérica en ese momento está muy condicionada por la política exterior de Estados Unidos, que en principio fue neutral. Y más allá de eso, los gobiernos de la época proclives a soluciones de derecha, como Brasil o Argentina, se posicionaron pronto del lado de Franco", apunta Andrés Blanco, catedrático de Historia de la Universidad de Salamanca, en conversación con BBC Mundo.
"El caso de México, presidido por Lázaro Cárdenas, es particular. Es el único que tiene una postura de indudable apoyo al bando republicano", agrega.
México fue el único país de la región que nunca llegó a reconocer la legitimidad el gobierno de Franco. Y, tras la guerra, el que más refugiados republicanos acogió, más de 20.000.
Chile, Cuba, Venezuela, Colombia y Argentina recibieron cerca de 2.000 cada uno.

¿Por qué seguir buscando?
Quienes desde América Latina intentan localizar a sus familiares desaparecidos en España son descendientes de aquellos exiliados o de emigrantes económicos que llegaron después de la guerra.
Les pregunto qué les movió emprender esa búsqueda después de tantos años.
"Yo siempre digo la misma frase: acá en Argentina las abuelas buscan a los nietos y los nietos de republicanos buscamos a nuestros abuelos. Es al revés. Pero también queremos saber qué es lo que pasó con ellos", responde Adriana Fernández.
"Estamos buscando justicia y verdad judicial, no verdad histórica solamente. Es reivindicación", agrega Inés García.
Y la comparación entre los procesos de búsqueda de desaparecidos en España y en Argentina se hace casi inevitable.
"Acá fue la sociedad la que empujó para que se supiera la verdad. En España tenemos 40 años de dictadura contra 7 que tuvimos acá en argentina. Creo que esos 40 años sembraron un terror y un silencio que a día de hoy está muy presente", afirma Adriana Fernández.

PÁGINA ORIGINAL: http://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-36804485


jueves, 9 de marzo de 2017

Entre la dirección y los voluntarios. Una interpretación histórica sobre la participación del Partido Comunista de la Argentina en la Guerra Civil Española

Víctor Augusto Piemonte
UBA/CONICET


Introducción
Basta asomarse a los títulos de los libros y artículos que componen la inmensa producción historiográfica sobre la Guerra Civil de España para advertir muy rápidamente que, si bien se trató de una coyuntura que desde muy pronto adquirió una relevancia y una impronta internacionales, pareciera tratarse de un suceso en el que todos los implicados tenían en realidad un origen europeo. Excluyendo el notable caso de México, las prácticas latinoamericanas en la lucha por la defensa de la democracia republicana desarrolladas en suelo español durante el conflicto de 1936-1939, salvo muy pocas excepciones, no han sido objeto de estudios de larga proyección. Creemos que la asistencia brindada por el aparato del Estado conducido por Lázaro Cárdenas no fue pasada por alto por los investigadores sociales justamente a causa de que se trató de la intervención de un gobierno nacional. Por tanto, proponemos aquí que si el amplio espectro de expresiones que adquirió la solidaridad latinoamericana hacia el pueblo español y su democracia pluralista no resultó merecedora de mayores miramientos por parte de las distintas corrientes de la historiografía que se dedicaron a su estudio, eminentemente generada en el Europa occidental, ello no se debió tanto a la negación del papel que pudieron haber jugado distintos actores sociales de América Latina en dicho proceso como al hecho de que en toda esta región las distintas formas de acción prorepublicanas partieron de la iniciativa civil, ajena a la voluntad concitada en los estados nacionales...

ARTÍCULO COMPLETO: http://www.memoria.fahce.unlp.edu.ar/trab_eventos/ev.4754/ev.4754.pdf



Al rescate de una figura histórica

Basado en las memorias de Micaela Feldman, que ahora resucita en la voz de Cristina Banegas, el documental de Pochat y Olivera echa luz sobre una militante argentina que llegó a comandar una columna del POUM durante la Guerra Civil Española.

Por Oscar Ranzani

¿Qué tiene que hacer o tener una persona para que se convierta en un símbolo popular o, al menos, en alguien reconocido a nivel histórico? Resulta difícil desentrañar los mecanismos por los cuales esto sucede, pero si hay un caso en el que los engranajes de la maquinaria de la historia fallaron de manera inusitada fue con Mika Etchebéhère, quien tuvo todas las características para figurar hasta en los manuales escolares. Sin embargo, eso no sucedió y esta mujer heroica sigue siendo injustamente desconocida en la Argentina, excepto por la imprescindible novela Mika, de la escritora Elsa Osorio, cuya profunda investigación vino a echar luz allí donde había un agujero negro. Ahora, es el cine el que se encarga de retratar la vida de la primera mujer –argentina, ella– que fue capitana de una columna del Ejército Republicano durante la Guerra Civil Española. Y a través del documental Mika, mi guerra de España, de Fito Pochat y Javier Olivera, puede asegurarse que estos directores contribuyen a quitarle aún más el velo a la historia.

Micaela Feldman –tal su apellido de soltera– había nacido el 14 de marzo de 1902 en Moisés Ville (Santa Fe) y en su juventud decidió estudiar Odontología en Buenos Aires. En la universidad conoció a Hipólito Etchebéhère, estudiante de Ingeniería. Y juntos militaron por la Reforma Universitaria sobre finales de la primera década del siglo XX. El amor los unió y fueron pareja, pero también los conectaba el deseo por la causa libertaria de los pueblos. Para poner en práctica sus ideas, se afiliaron al Partido Comunista (del que luego fueron expulsados por disidencias) y sensibilizados por la Semana Trágica y, además, debido a la tuberculosis padecida por Hipólito, ambos recalaron en la Patagonia, donde investigaron la masacre contra los obreros. Pero Mika e Hipólito tenían grandes sueños revolucionarios y, como la Argentina no parecía el lugar más propicio para hacerlos realidad, viajaron a Alemania, donde proliferaba un espíritu de lucha a través de las organizaciones obreras. Con el ascenso de Hitler al poder, tuvieron que huir. Previo paso por París, la pareja decidió unirse a la lucha republicana en España y formó parte de una columna del Partido Obrero de Unificación Marxista (POUM), al mando de Hipólito, que luego murió en combate. Fue Mika, entonces, quien se encargó de comandar la tropa de esa columna hasta que fue detenida y luego liberada. Tras la caída republicana, se estableció en París. Cuatro décadas después, escribió sus memorias en el libro Mi guerra de España, hasta que murió, el 7 de julio de 1992, a los 90 años.

Pochat y Olivera cuentan esta historia basándose en el libro de Mika. La voz en off de la actriz Cristina Banegas les da vida a los relatos de Mika que, por la minuciosidad con que están escritos, dan la impresión de haber sido volcados en el papel al calor de la lucha, aunque no fue así. Pero Banegas no oficia de locutora, sino que utiliza su potencia dramática para crear un personaje histórico con una solidez interpretativa que hace más que amena la narración de los fragmentos del libro. Sus lecturas enlazan correctamente con dos entrevistas realizadas a Mika, una de ellas en España y otra en París (donde vivió hasta su muerte). Allí describe cómo comenzó su militancia y recuerda por qué ella e Hipólito creían que era posible hacer la revolución en Alemania, pese a la fractura posterior de este sueño.

Pero por sobre todo, Mika brinda detalles sobre el significado de la Guerra Civil Española y de los días de combate. Esta entrevista es, a la vez, un documento histórico muy valioso, perfectamente concatenado temáticamente con los relatos de Banegas, casi como si no hubiera saltos narrativos. El documental se completa con el testimonio del sobrino de la pareja, Arnold Etchbéhère, quien realiza un viaje siguiendo las huellas de sus ancestros. Un importante material de archivo muestra imágenes y fotografías combinadas con lo que se escucha, formando una relación coherente entre palabra e imagen para retratar la vida de esta mujer que ya con 66 años ayudó a los estudiantes parisienses a levantar barricadas en el Mayo Francés y que en 1976 organizó la primera protesta en Francia contra la dictadura argentina. No es poco, entonces, para merecer un lugar en los anales de la historia.

MIKA, MI GUERRA DE ESPAÑA
Argentina, 2014
Guión y Dirección: Fito Pochat y Javier Olivera.
Fotografía: Fernando Lorenzale.
Música: Alfonso Herrera.
Voz en off: Cristina Banegas.
Duración: 77 minutos.



                                          MIKA, mi guerra de España - Trailer


Fuente: Página/12
https://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/espectaculos/5-31511-2014-03-06.html