Por Daniel Campione
Un dirigente estudiantil cordobés, de militancia comunista, jugo un papel relevante durante la guerra civil española, como propagandista de guerra y nexo entre los jóvenes argentinos e hispanos.
Guillermo Delgado nació en San Fernando del Valle, la capital de Catamarca. Se mudó a Córdoba a la hora de comenzar sus estudios universitarios. Inició allí los cursos de Medicina. Para cuando comenzó la guerra civil española llevaba varios años afiliado del Partido Comunista.
Un dirigente estudiantil cruza el océano.
Partió hacia España como representante de la Federación Universitaria de Córdoba (FUC y la Federación Universitaria Argentina (FUA), en marzo de 1937.
Por su formación médica también tomó parte del grupo de facultativos que encabezaba el psiquiatra, también cordobés, Gregorio Bermann. Trabajó en estrecho contacto con otro psiquiatra del grupo, Bernardo Serebrinsky, con quien recorrió diversas ciudades de España.
En Madrid, el estudiante Delgado quedaría afectado a otras tareas. Participó en emisiones radiales del programa La voz de España, que se emitía de lunes a sábados a las 10 de la noche. La audición estaba dirigida tanto a la juventud hispana como a una audiencia latinoamericana.
También se une a una visita a Guadalajara del grupo teatral La Barraca, el mismo que había dirigido Federico García Lorca. Destinatarios prioritarios de ese viaje eran los soldados del reciente Ejército Popular de la República que en esa zona habían alcanzado un resonante triunfo frente a tropas fascistas italianas que intentaban tomar Madrid desde allí.
Delgado se convierte también en corresponsal para el periódico vespertino Córdoba. Sus temas eran la juventud y el estudiantado español y su actuación en el conflicto bélico. Destaca la valentía de los estudiantes, algunos de los cuales se convierten en jefes militares.
Entre sus escritos como corresponsal se recuerda en particular el titulado “España, escuela teórica y práctica de la juventud”, dedicado a los jóvenes argentinos. Se erige así en un propagandista de primera línea de la causa republicana.
Talentoso propagandista.
Esa labor es reconocida, unos meses después de su llegada a la península, con un cargo de alta responsabilidad en la Unión Federal de Estudiantes Hispanos (UFEH), central en la que es designado a cargo de la sección de propaganda, con rango de secretario.
También es puesto al frente de la organización de un congreso latinoamericano de estudiantes que tuvo lugar en Valencia.
El objetivo de los escritos de Delgado dirigidos al estudiantado argentino era estimular la solidaridad con España en lucha contra los golpistas. Y con una mira más amplia, orientar a los jóvenes a encarar una batalla contra el fascismo de alcance mundial Con ese encuadre, también predicaba el combate al gobierno fraudulento, anticomunista y represor que encabezaba el general Agustín P. Justo.
A finales de 1937 el dirigente cordobés se casa con una compañera de la lucha antifascista. La elegida es Sofía Poliak, también argentina, que representaba al Comité de Mujeres pro Huérfanos Españoles y había viajado al país ibérico en compañía de Delgado.
Entretanto en nuestro país el movimiento universitario comunista terminaba su cambio de orientación hacia el movimiento reformista, que hasta 1935 era rechazado por el comunismo, imbuido de la política de “clase contra clase”. El dirigente argentino, disciplinado militante, se ajusta a esta nueva línea.
Firme hasta el final.
A comienzos de 1938 y luego de la costosa derrota en Teruel, la causa republicana se hallaba en retroceso. Sin perjuicio de ello, la propaganda antifascista mantenía la predicción del triunfo final de la república.
En esas circunstancias desfavorables, el cordobés redacta otra de sus piezas periodísticas apreciadas. Nos referimos a “Cartas de España”. Allí presenta a los países fascistas como próximos a experimentar una crisis económica de tal magnitud que amenazaría la estabilidad de sus regímenes. Realiza un llamado a universitarios y trabajadores argentinos a no desalentarse y confiar en la futura victoria de los leales.
Sigue pregonando con convicción el triunfo de las fuerzas defensoras frente a la invasión fascista y estimula la conformación de nuevas instancias de solidaridad internacional contra las tropas ítalo-germanas y sus aliados reaccionarios del interior de España.
El dirigente estudiantil no se retiró de la península desde mucho antes del final de la contienda, como muchos otros. Permaneció allí mientras las fuerzas republicanas evolucionaban cada vez con mayor claridad hacia la derrota. Ni siquiera abandonó el país en octubre de 1938, cuando el gobierno de Juan Negrín intentó atraer simpatías internacionales mediante la evacuación de los voluntarios extranjeros.
Para inicios de 1939 todavía quedaban extranjeros entre las fuerzas republicanas, y entre ellos se contaban algunos argentinos, como Guillermo y su esposa. Ya camino a Francia ellos aún visitaron instituciones como los comedores infantiles de Barcelona. Se retiran bajo promesa de seguir la lucha por la república. Caída Barcelona Sofía logra llegar a Marsella, y embarcar hacia Buenos Aires.
Delgado en cambio permanece junto a los demás argentinos, que son internados en el campo de Saint Cyprien, ya en territorio francés. Allí se torna en corresponsal del diario argentino Crítica para informar sobre los padecimientos de los refugiados, los malos tratos de las autoridades francesas y la falta de atención de los funcionarios de la cancillería argentina., Éstos eran de simpatías más cercanas a los reaccionarios triunfantes que a los “rojos” derrotados.
Finalmente regresó a Argentina, donde siguió en los primeros tiempos con la denuncia de los maltratos a los republicanos prisioneros. Su nueva vida en el país incluyó el estudio de la abogacía, disciplina en la que se graduó. Y también la posterior separación de Sofía.
Miembro de la misión médica argentina, dirigente estudiantil y apasionado propagador de la causa republicana merece el recuerdo de sus compatriotas y de los republicanos españoles. Asimismo suscita aprecio la entrega y pertinacia con la que se esforzó en pro de la lucha antifascista, desde los primeros meses de la guerra hasta después de su final, en defensa de la causa de los refugiados.
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Hemos utilizado para la elaboración de esta nota, el Diccionario de Voluntarios de Argentina en la guerra civil española, de Jerónimo Borágina y el artículo “Guillermo Delgado: un estudiante cordobés en la Guerra Civil española”, de Diego Gerardo Naselli Macera, publicado en Revista Deodoro, Gaceta de crítica y cultura, Universidad Nacional de Córdoba Argentina, Noviembre de 2013, Año 4, n° 37.
Esta nota es resultado de la preparación de la columna del autor en el programa Memoria en rojo, amarillo y morado, a emitirse el 24/10/2024.
Enlace del artículo original: https://huelladelsur.ar/2024/10/22/que-vivan-los-estudiantes/

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